Así tal cual.
Pequeña explicación del consejo:
Pudiente: que tenga pasta, no hace falta que sea millonario, pero que no pase miserias. Su explicación: "Nena, eso de "contigo pan y cebolla" es mentira. Si es "contigo pata negra y buen vino", mucho mejor. Más fácil. No quiere decir que vaya a funcionar pero será más fácil. ¿Tú dónde crees que las parejas discuten más? ¿De camping o en un hotel de cinco estrellas? Pues eso, nena, si puedes, que sea pundiente. Todos vamos a vivir más tranquilos. Yo también".
Cuando me dice estas cosas me deja sin palabras. Cuando tenía 16 años, todo mi espíritu romántico le decía: "mamá el amor no se elige, el amor sobrevive a todas las penurias, no importa el dinero en el amor". Ahora me callo, primero por cansancio, y porque verdaderamente discutes menos en un cinco estrellas. Así es la vida.
Creyente: en fin. Esta parte del consejo es la que ha perdido más fuerza con los años. Con que crea en algo: la bondad, las caras de Belmez, o en los yogures bio, de momento, le vale. También le sirven los kiwis. Mi madre cree en los kiwis con una fé ciega.
Sin pendiente: Mejor que hable ella: "Uy uy uy uy... Los modernos esos... Se creerán modernos por llevar pendiente. Uy uy uy uy... Nena, uno de esos no traigas, no, no, no. ¿Me has oído nena? Que a veces creo que no me oyes, y luego pasa lo que pasa. Esos no pueden estar bien de la cabeza ¡Un pendiente! ¡En un hombre! Lo que me quedará por ver... Quieren ser taaannn originales, taaaaan diferentes. Nena, tú uno normal, normal, normal. ¿Me oyes?". La nena ha oído, por eso se queda ojiplática.
Consecuencias del consejo:
Agotadoras discusiones en la adolescia tipo:
- Yo saldré con quién me dé la gana. El amor está por encima de todo, ¿si el papá se hicera un pendiente le dejarías de querer?- ésta soy yo con 16 años, ligeramente deprimida, sensible y explosiva a partes iguales.
-¿Tu padre? Anda nena, ¡tu padre, un pendiente! Es que tienes unas cosas. Tu padre no es de esos, es de los de verdad.- esta es mi madre, simplemente explosiva a cualquier edad.
Segunda consecuencia: novios aterrorizados cada vez que les presentaba a mis padres.
Tercera consecuencia en mi madre: frustración. Sólo un novio mío no ha tenido pendiente.
Excepción para utilizar el consejo:
Nunca. Futuros hijos míos: que os quieran y que os quieran bien, que os hagan reír a carcajadas, que se os erice la piel cuándo andáis cerca, que os dejen espacio, que os sigan de cerca, que crean en vosotros por encima de todas las cosas (incluso de los kiwis), y sobre todo, que sepan que en la vida hay pocas cosas de las que uno no pueda reirse. Muy pocas.