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lunes, 21 de junio de 2010
16. Si no te lo comes para cenar, pues para desayunar
Debo ser la persona que más veces ha desayunado pescado en este país. ¿Y tostadas? Pues creó que un par de veces sí desayuné tostadas, el resto besugo, merluza, gallo, salchichas los días buenos... Sí, mi madre no tenía misericordia. Yo era mala comedora. Mala, mala. Me gustaba la leche y los yogures, y ya. En serio, no me gustaba nada más. De calcio iba sobrada pero del resto mejor ni hablar. Así que mi madre, con una infinita paciencia al principio y sin paciencia ninguna después, lo probó todo:
- Primer intento: obligarme. Pero me adapto fácil al medio. Aprendí a lanzar la comida por la ventana, detrás de los radiadores, vaciaba una muñeca y le metía la comida dentro hasta que se pudrió, y sobre todo, aprendí que mi hermana pequeña se lo comía todo. Le daba igual: alubias, carne, acelgas, espinacas. La tía no tenía fondo. Hasta que la endoncrina preocupada por su aumento de peso encontró la causa y el fondo: una hermana raquítica que la cebaba cada vez que mi madre se daba la vuelta.
- Siguiente intento: un pediatra "moderno" (como cuenta mi madre) le dijo que me dejara comer cuando quisiera, que de hambre no iba a morir. Pero el señor pediatra no me conocía. Acabé ingresada de urgencia con una anemia de impresión. "Mira nena, si llego a coger en aquel momento al pediatra ese... No veas cómo me miraban en el hospital los médicos, como si fuera una mala madre, ¡yo! ¡una mala madre! Mira, que me fui a su consulta y se lo dije: Menos moderneces señor, que casi se me muere la niña de desnutrición. Y me aguanté las ganas de meterle un sopapo. Porque era mayor, si llega a ser más joven le meto un sopapo. Así te lo digo nena". Me lo creo, mamá.
- Tercer intento: por mis muertos que tú comes. Esta fue la peor etapa. Primero el embudo. En serio. Me daban de comer con un embudo. Hacían todo un puré y allá que iba, libre por mi garganta. Y ahí se ve que empecé a transigir (vamos, no me quedaba otra opción) y llegó el "Si no te lo comes para cenar, pues para desayunar". Y oye, otra cosa no pero cumplidora mi madre es un rato. He desayunado pescado, he comido cereales y zumo de naranja, merendado bocata de lentejas, y cenado sandwich de nocilla. Así, en bucle durante años.
Consecuencias:
- Nunca sé qué toca comer a qué hora. No tengo criterio. Un cordero me parece poco para cenar y un par de aceitunas y un café, suficiente para comer. Soy capaz de cenar sólo chocolate y de merendar un plato de pasta. Pues eso, sin criterio.
- Odio a Baltasar. Un 5 de enero, harta mi madre de que no comiera las lentejas, y con toda la familia en el portal esperándome para ir a la cabalgata, me las puso entre pan y pan. Estábamos allí, esperando a los Reyes, yo chupando aquel asqueroso bocata de lentejas frías, y mi madre metiéndome codazos para que me lo comiera, cuando el simpático y super mágico y super poderoso Baltasar (hasta aquel momento) se acerca y me dice:
- Huy esta niña que agusto se está comiedo el bocadillo. Se ve que está muy rico. Así seguro que le traemos buenos regalos.
Pues sí, los Reyes lo saben todo, todo. Menuda mierda de mago de pensé. Y desde entonces le tengo tirria.
Excepciones para utilizarlo:
Como a mis futuros hijos sólo les gusten la leche y los yogures, están jodidos, porque van a desayunar pescado seguro. Quitando mi desorden horario como de todo. Bueno casi, casi.
Jajajaja, cómo me río con tus textos...
ResponderEliminarA mí me obligaban a comer y comía, había cosas que me gustaban más, otras menos, pero con el pescado y las verduras nunca tuve problema... solo con la carne, pero se solucionaba con milanesas y hamburguesas y ya está... Tuvo suerte mi mami...
Besos!
Jajaja!!! yo también como de todo y es porque en casa se come de todo!! los papás que son escrupulosos para comer y no les dan cosas a probara los niños es cuando ellos se vuelven delicados, otra cosa es una mal-come como tu jiji
ResponderEliminarque bueno XD
Yo no era muy buena comedora, pero al menos lo probaba todo. El consejo también me llegó, pero me adapté rápido y me lo comía todo, aunque poca cantidad. Lo que pasa es que teniendo una madre chef de cocina llegó un día en que todo cambió y me puse a comer como un animal. Ahora soy la mejor cocinera entre mis amigos y certifico que ese consejo es efectivo :) Un saludo
ResponderEliminarEn mi caso, además de "casi todo" lo que cuentas, mi madre también me amenazaba con que me iba a morir. La muerte era la segunda opción para convencer de mi madre, la primera era la culpa. xD
ResponderEliminar- Si no comes, te ingresarán en PortaCoeli (un hospital que por entonces era para terminales), y te vas a morir allí - me decía.
Hoy sigo sin poder aguantar una lenteja en la boca, y me sigue resultando insoportable el olor a acelgas.
Ay Cristina, tú sí que sabes lo que es tener una madre como la mía, llegaré a la muerte cualquier dia de estos.
ResponderEliminarAna R: menuda suerte una mamá chef, aunque como hicera de cocinillas conmigo... iba fina
Anita está claro que el consejo funciona, aunque menudos ratos he pasado...
Queta, muchas gracias, y afortunada tu madre, pero más tú de no tener que tomar bocata de lentejas.
jajajaja pobre Baltasar mira que no tener poderes ainsss
ResponderEliminarMuy bueno este post, seguro que más de uno nos sentimos identificados. A mi me aplicaban el de " de aqui no te levantas hasta que no te lo hayas terminado", aora entiendo por qué me gusta el café frío jajajaja
Tururu, yo siempre me tomo el café con hielo: con leche o cortado también!
ResponderEliminarayyy madre el cortado con hielo... mi madre te diria... HIjaaaaaa (asi con la a arrastrada) que se te va a cortar la leche y te va a entrar una diarrea que te vas a ir patas "pa" "bajo"....
ResponderEliminar¡Enhorabuena por tu blog! Estoy leyendo todos los post de una vez!
ResponderEliminarMi madre, que como buena inglesa que es tiene una paciencia y una flema británica.... me obligaba a quedarme en la mesa hasta que me terminaba la mitad del plato (la otra mitad se la daba a mi padre cuando mi madre se daba la vuelta). Ahora ya no puede obligarme, cuando voy a comer a casa y hay legumbres, yo como otra cosa. No he vuelto a comer legumbres desde hace más de 10 años, y sigo sumando!
XD creo que es de ley que los niños no quieran comer, lo malo es cuando llega la adolecencia y te acostumbras a comer de todo por que asi llega el sobrepeso T.T
ResponderEliminarPeroperoperopero... ¡El zumo de naranja a la hora de comer ya no tendría ni una sola vitamina!
ResponderEliminarMi madre amenazó, pero nunca lo hizo. Para ella era suficiente con pedir insistentemente al médico de cabecera "un jarabe que me hiciese comer". Hasta que un día, lo consiguió, engordé y el médico dijo que ni hablar del peluquín, que mejor me veía delgadita de nuevo, y claro, mi madre no tuvo más remedio que hacerle caso.
ResponderEliminarLa verdad es que si te toca una hija como yo... he sido capaz de estar más de 10 horas sentada a la mesa, he estado sin merendar, sin cenar y sin desayunar y todo eso sin despeinarme mientras que mi madre se tiraba de los pelos porque veía que me iba a salir con la mía. ¡ Lástima de mi niña !aún no sabe de lo que es capaz su mami...
ResponderEliminarPero, en esto de las madres, de qué se trataba? de que la niña coma o de que no se salga con la suya? Yo también fui muy mala comedora, hasta los 7 años. Mi madre me dio aceite de ricino y a partir de ahí comencé a tragar de todo. Como decía otra compañera, ahí llegó el sobrepeso. Y a partir de ahí, lo de "niña, no comas tanto que te vas a poner como un tonel". En qué quedamos? Como o no como? E ahí cuestión... De mayor he descubierto un libro que se titula "Mi niño no me come" del Doc. Carlos González y gracias a él mi hija vive tranquila comiendo a su ritmo. Y, no come tanto como quisiera su padre, pero come.
ResponderEliminarVaya rollo me ha salido, pero este tema me pone mala... COn todos los kilos que me sobran ahora, y lo delgadita que era yo, joder...
jeje si, yo tb me he leido el libro de carlos gonzales y es una maravilla...te quita un peso de encima, y con un sentido comun aplastante! :)
EliminarMe lo creo todo. En casa era sopas de ajo para desayunar. Por ley. Entonces era en la cena cuando nos endosaba lo que no nos habíamos comido a mediodia. Ella decía: Si no te lo comes, a la noche comida de pato. jajajajjaajaj Y sí... triturado y con embudo. El primer y segundo plato todo triturado. Y a tragar.
ResponderEliminarY yo que pensaba que lo del tercer intento sólo lo hacía mi madre.
Les voy a pasar tu blog a mis hermanas. Alucinarán.
Besiss
En mi casa se decía (y se sigue diciendo) "fraile de menos, ración de más" y como si no comías, pasabas hambre, hemos salido los 3 hermanos con un saque tremendo! :)
ResponderEliminarMe encanta este blog! Enhorabuena!
JOOOO este episodio que cuentas es parte de mi infancia...., ese guiso de carne con arroz que todavia con 31 años me cuesta comer, mi madre me decía, -si no lo quieres ahora para la merienda...y cuando llegaba del cole me lo tragaba(que no es lo mismo que comer) y después un bocata de nocilla de agárrate....
ResponderEliminarYo creo en mi como drama mamá, yo quiero hacerles lo mismo
A mi me hicieron de todo menos darme aceite de ricino. Mi madre llegó a comprar vasos de colores para darme ahí el zumo o la leche porqué ni eso comía y si me tomaba un trago por lo menos algo había comido. He comido a la fuerza pero hoy sigo sin ser capaz de comer todo aquello a lo que me obligaron sobre todo legumbres, tengo 38 años y soy totalmente incapaz de comerme un plato de judias verde o de legumbres. A todo lo demás fui llegando yo sola cuando estuve preparada...
ResponderEliminarEste bolg es buenisimo. Enhorabuena, me ha hecho recordar un monton de cosas de mi infancia.
ResponderEliminarNo sabes la de veces que yo he desayunado pescado y merendado lentejas!
Muchas gracias por hacernos reir con tu blog
:O
ResponderEliminarNena, que sepas que yo también era igual de mala comedora que tú,y he desayunado lentejas, pescado, carne y sobre todo verdura... y las consecuencias son las mismas, si estoy distraída se me olvida comer y acabo zampándome un plato de pasta a las seis y media, puedo desayunar 3 horas después de haberme levantado una caña y un pincho de tortilla, y cenar a las siete y media un plato de arroz.
Por cierto, enlazando con el consejo de si no comes no vas a crecer (uno de los consejos estrella de mi madre), yo también llegué sin darme cuenta al 1´73!
Enhorabuena por el blog!
Aght
ResponderEliminarSerá que yo era como tu hermana, pero no me han obligado a comer nunca (que yo recuerde)
Aght, aght, aght!!!
La comida era mi mayor lucha con mi madre. Recuerdo un episodio especialmente sádico un día que había carne guisada (en Navarra le llaman venas, ¿cómo va a querer una niña comer venas?). El caso es que yo iba apartando todas las telillas gelatinosas a un lado del plato y mi madre no decía nada, muy raro, pq siempre me obligaba a comerlas, así que yo encantada, seguía apartándolas. Mi madre aguantó hasta el final, a que no quedara más carne y cogió todas las telillas gelatinosas con una cuchara y me obligó a comérmelas del tirón. Casi muero allí del asco.
ResponderEliminarPD: ahora soy una buenísima comedora que come de todo gracias a su sádica madre, pero, qué mal lo pasé de pequeña!
Elena
Pregunta: Que deben hacer los padres para que los hijos no crezcan con animadversion a la comida??? Estoy embarazada y comienzo a preocuparme de tener que decirle a mi hijo que se comera el desayuno de cena!!!!
ResponderEliminarA mi lo que de verdad me preocupa es que realmente haya tanta gente a la que sus hijos les gane el pulso de la comida, qué difícil os debe resultar la vida en general.
ResponderEliminarNo les cebéis, si no quieren el plato entero, pues medio, no se trata de ser rígido como un general. Pero si se niegan a comer ni una cucharada, les abrís la boca con una mano y les metéis la cuchara con la otra. Simplemente.
En cuanto vean que no les sirve de nada la resistencia pasiva, comerán lo suficiente por ellos mismos. No es tan difícil, parecéis una panda de neuróticos.
no se trata de ser rigido como un general y luego dices que con una mano le abres la boca y la otra le metes la comida...hombre pues muy pedagogico tp es eso
Eliminarsoy d la teoria k un niño al menos aqui si quiere comer, comerá...de hambre no se mueren precisamente. al contrario, la obsesidad reluce...es impresionante como muchos padres se agobian porque sus hijos ''no comen nada'', joder algo comeran, aunque sea poco, pues el cuerpo es sabio o acaso nos tiene que venir alguien de mayores a abrirnos la boca y meternos comida?? asi tendremos mas hambre?? pues no, comememos lo que el cuerpo necesita, ni mas ni menos. hay gente que come como elefantes y otra como pajaritos, niños y adultos
Ah!
ResponderEliminarY por supuesto, siempre se puede (y debe) buscar una solución de compromiso entre lo que le gusta y le repugna. Si ha de comer carne y le repugna la ternera en salsa, se le puede dar pollo asado o a la plancha. Tampoco se ha de buscar que disfrute de todos los guisos/salsas, porque ni siquiera muchos adultos lo hacen. Naturalidad.
Totalmente de acuerdo!
EliminarSiempre he comido mal. Desde que tengo uso de razón siempre he comido mal, y poco.
ResponderEliminarUn viernes por la noche, mi madre hizo salchichas de frankfurt Oscar Mayer para cenar.
Anteriormente, yo ya había visto a mi hermana mayor ponerse kechup en las salchichas así que, siguiendo su ejemplo, pedí que me pusiera kechup en el plato.
-Pero si a tí eso no te gusta-.
-Que sí, que sí que me gusta-.
-Mira que como no te lo comas...te las pongo de sombrero-.
Ingenuo de mi, escuché esa amenaza e hice como muchas otras que había escuchado antes, así que lo ignoré.
NUNCA SUBESTIMEIS A UNA MADRE.
Acto seguido, después de rechazar las salchichas, cogió el plato, lo giró y lo estampó en mi cabeza a modo de sombrero.
Nunca olvidaré como caía el aceite pringoso por mi cabeza y la posterior ducha, a mala gana, que me dió mi madre después de esa dura y sabia lección.
Yo también lo he recibido. Miles y millones de veces.
ResponderEliminarLas judías verdes, la coliflor... si no te la comes ahora, para cenar, y si no, para desayunar.
Consecuencias:
Primera: Tengo más de 40 años y aborrezco a muerte a las verduras. En la vida me comeré 'una ensaladita'.
Segunda:Nunca he tenido valor para obligar a comer a mis hijos nada que no quisieran.
Nena, no estás sola :-)
a marcos solo le deseo un mal comedor jejejeje para q vea lo q es bueno a y a su lado un drama de mama a la pobre le deseo un niño valium por q las dos cosas (a mi me ha tocado) es para darte de cabezazos
ResponderEliminarYo tuve muchas veces acelgas para merendar. Consecuencia odio las acelgas solo con olerlas me dan nauseas y mis hijas y mi marido no pueden probarlas les gusten o no, porque en mi casa no entran.
ResponderEliminarMi madre era en general una mama no drama pero con esto de la comida debia tener algún trauma propio.Asi que yo tengo tambien mi propio y serio trauma con la comida, pues soy bulimica.
Y para que mis hijas no lo arrastren más, y deshacernos de él de una vez por todas, mis hijas comen del menú equilibrado que procuro preparar lo que quieren, y hay cosas que ni prueban (al estilo pediatra "moderno") pero estan las dos sanas y sin ingresos ni tan siquiera visitas al medico.
No hay niños malos comedores, hay padres con expectativas ridiculas y un exceso de adultocentrismo.
ResponderEliminarExcelente comentario! :)
EliminarEste es buenísimo, buenísimo. Me he visto identificado hasta las trancas, pero mi madre paso directamente al tercer grado, básicamente por que no tenia hermanos pequeños a los que cebar y por que no me llevo al médico, directamente me embutía la comida, y de ahí a darme para comer un kilo de pasta con carne picada solo pasaron un par de años. Pero que lustroso está el niño, fué la frase más repetida de mi infancia.
ResponderEliminarLo peor: mis muchos kilos de más.
Lo mejor: lo mucho que disfruto comiendo.
En mi defensa diré que no totalmente repito la misma pauta con mi hija, la diferencia fundamental es que nunca le he hecho desayunar lentejas por que se las comke dobladas, pero más de un filete le va a caer, seguro.
q bueno, por favor. mi madre era igualita. y yo tengo el mismo desorden alimentario. recuerdo una vez q no quería el plato de garbanzos y me lo puso de cena, de desayuno, de comida, de cena de desayuno.... y se cansó y me lo tiró encima de la cabeza... fui derechita a la bañera... ains
ResponderEliminarun saludo
maría
En mi caso también tengo falta de criterio, pero porque soy buen comedor (desde que me quitaron las amigdalas con 7 años) y mi madre piensa que cualquier hora es buena para cebar a los polluelos. Así me vale bocata de mortadela con mermelada, pasta con conejo guisado del día anterior, o mojar el bocata de tortilla en el café...
ResponderEliminarQue bien descrito el momento hospital, lo que les importa a las drama mamas no es la supervivencia de sus hijos, que va, es que alguien pueda pensar que son malas madres!!
Te deseo que no repitas lo del embudo con tus futuros hijos
ME ENCANTA TU BLOG!
ResponderEliminarNo sabes lo identificada que me siento con este drama consejo... fui una niña muy delgadita aunque excelente comedora (la típica que no engorda aunque la cebes), excepto en primavera, que con la astenia primaveral se me quitaba el apetito durante una semana... y ahí tienes cada primavera a mi drama mamá llevándome al pediatra agarrada de los pelos-literalmente-mientras me chillaba que no iba a consentir tener una hija anoréxica y que me iba a dejar allí ingresada para que aprendiera.
Entonces el sufrido pediatra, que ya conocía la escenita de las primaveras anteriores, todos los años le decía que yo estaba sanísima, que me dejara en paz y que ya volvería a comer en breve, la recomendaba que se tranquilizara; a mí me mandaba un reconstituyente en ampollas que sabía asqueroso y a mi madre le decía que si quería le mandaba un tranquilizante para los nervios de ella, que la veía muy histérica. Y así cada año ¡es verídico!
No contenta con ello, al llegar a casa me hacía lo mismo que a tí, con lo que mi dieta de primavera era muy parecida a la tuya: lentejas para desayunar, arroz para merendar, etc etc etc
Ya tengo casi 40 años, y sigo padeciendo astenia primaveral... y pensar en esas fechas en desayunar lentejas o merendar arroz me quita aún más el apetito jajaja!
Enhorabuena por tu blog! ES divertidísimo!
ResponderEliminarCon este drama consejo me he sentido especialmente identificada porque siempre he comido poco y mal y mi pobre madre se desesperaba y ma amenazaba con tirarme por el balcón p'abajo.
Me decía que se iba a grabar en una cinta diciendo "come, come, come" porque era horrible tener que repetírmelo tanto...
Mi drama mamá era mucho de "hasta que no te lo termines no te levantas" y de "te comes eso, si no te lo comes ahora pues para merendar, que no te voy a dar otra cosa". Lo peor, que no contaba con mi cabezonería y mi capacidad de resistencia, que aún hoy mi marido me dice que parece que funciono con baterías de litio porque puedo tirarme horas y horas y horas sin probar bocado y tan tranquila. Al final mi madre me dejaba "por ahí" un yogur o lo que fuera para ver si me lo comía pero yo no picaba NUNCA (me la conocía bien, ja, ja).
Lo mejor de todo es que después de tanta lucha conmigo (que sigo comiendo poco y mal) fue que mi hermano salió de los que se come a Cristo por una pata, que había que llevarlo al médico por los atracones a comer que se pegaba, se comía lo suyo y lo mío también (y no por hacerme un favor, porque lo quería)...
Al final mi madre ya no decía que qué castigo una hija como yo que no comía, sino que qué había hecho ella para merecer estos hijos que no teníamos término medio!! Ja, ja!
Mi madre tb lo paso mal conmigo con la comida. Me decia lo mismo.
ResponderEliminarYa un poco más mayor, yo se lo daba a mi perra, que era pequeñita, yo creo que la atiborraba. Pero a la jodia no le gustaban las judias verdes, esas las envolvia en un papel y las tiraba camufladas a la basura.
Uff con los niños es súper complicado…confieso que a pesar de los cientos de veces que he leído que no es bueno obligar a los niños a comer me pongo de los nervios cuando mi bebe no quiere ni probarlo… si…Alguna vez le he metido alguna cucharada a la fuerza aunque enseguida me carcome la culpa y le dejo estar…sufro a sabiendas que no ha comido…pero respiro fuerte y tiro el puré por el fregadero para quitarme las ganas de metérselo con embudo…
ResponderEliminarOtras veces llora porque no queda más comida en el plato…y tengo que tirar de galletas o pan…y si también me carcome la culpa de pensar que se ha quedado con hambre…me imagino que será más fácil cuando hable y me diga si es que no tiene hambre o no le gusta…o es que esta muy frio o muy caliente….
Yo al principio también fui un mal comedor y no hacía caso a las mil tácticas que utilizaba mi madre, hasta que un dia fui al médico porque no comía nada y el muy cabrito que sería de la vieja escuela me recetó inyecciones de hígado de bacalao, no veas como dolían las condenadas, estaba cojo toda la tarde, desde entonces no he dejado ni un grano de arroz en el plato...GRACIAS MAMI POR TODOS TUS SINVIVIRIS QUE PASASTE CONMIGO. ETERNAMENTE AGRADECIDO¡¡. Saludos a todos
ResponderEliminarYo creo que no he sido una niña de mal comer, pero sí que había algún plato que me costaba mucho, en mi caso, el pescado básicamente. Ahí sí que mi madre adoptaba la misma estrategia que la tuya. EN mi caso, a mediodía no ocurría ya que me quedaba a comer en el comedor del colegio (otro tema aparte que da para un blog).
ResponderEliminarLa escena con mamá venía a ser algo así:
-"Mami, qué hay de cena?"
-"Pescado rebozado"
-"JO! pero si ya comimos la semana pasada! no tengo hambre..."
-Muy bien, no te lo comas
-¿DE verdad? (ahí mi sentido arácnido empezaba a malpensar)
-Sí
-¿Y qué puedo cenar?
-¿Pero no has dicho que no tenías hambre?
-Ya, pero es que no tengo hambre de pescado
-ah... Pues si no tienes hambre de pescado, no tienes hambre; así que te lo voy a guardar aquí en la nevera y cuando te entre el hambre, te lo comes.
La verdad es que después de pasarte toda la noche sin comer, a la mañana te comías el pescado frío y te sabía a gloria... pero la escenita se repitió bastantes veces hasta que entendí que no iba a cambiar.
Odié el pescado bastante tiempo, pero ahora, a mis 33 primaveras, cuando salgo a cenar fuera, es lo que suelo pedir!
gracias cabezota-mamá!
Yo no creo que a la mayoría de personas les guste comer de todo porque sus madres insistieran, yo fui muy mala comedora y le costé más de un disgusto a mi madre, la recuerdo incluso llorando de la impotencia pero jamás me obligó a comer nada y a mis 32 años como de todo, pienso que las cosas llevan su tiempo y por eso tampoco obligo a comer a mis hijos, eso sí, las vitaminas volaban en casa de mis padres XD que si jalea real, que si hierro, calcio 20...
ResponderEliminarCientos de veces me amenazaron a mí con una frase idéntica a esta, mis abuelos y mi padre le decían a mi madre que era una blanda y que tenía que tomar ejemplo de las madres-drama que sí llevaban a cabo este plan que les parecía perfecto, mientras yo también hacía de todo para librarme de algunas comidas que detestaba. Un día había repollo y allí estaba frente al plato: "tic- tac, tic-tac..." con mi falda del cole esperando a que mi madre se diera la vuelta o dejase la cocina en algún momento. El truco era echar la comida en una servilleta que me ponía en las piernas, hacer un paquete con ella, esconderla y tirarla a al wc, solo que aquella en ocasión, en vez de al wáter fue a parar encima de mi armario y la olvidé, hasta que al cabo de los días mi madre decía que no podía entrar a limpiar a mi habitación por el tufo de mis pies (que nunca me han olido) y entonces recordé el repollo, que seguía allí, ya podrido y lleno de gusanitos blancos
ResponderEliminarA mi me fue mal, muy mal. Me dejo un trauma que en parte me ha vuelto una gorda.
ResponderEliminarA mi mi madre me decia: "Tienes que comerte TODO. ¡Cuántos niños no hay en la calle que no tienen que comer, que hasta en la basura buscan alimento!". Y yo en mi cabeza inocente pensaba "pues entonces debería tirar mas mi comida para que los desafortunados niños que buscan en la basura puedan encontar algo". Pero de que me tenía que comer TODO lo del plato, tenía que hacerlo. Y mira que en casa de mi madre los platos siempre se sirven grandes y bien reportados, porque mi padre es una máquina de comer. Así que mi mamá está acostumbrada a servir mucho. Hasta hoy lo noto, pues mi esposo me ha comentado que siempre da mucha comida mi madre.
Pues te diré: hasta hoy en día, TODO lo que me sirvan en un plato, TODO me como. Aunque ya esté satisfecha. Y es que... veo un plato con comida aún y me pesa que se desperdicie. O incluso veo alimentos en la mesa, y si queda mucha comida, me vuelvo a servir porque me pesa que se desperdicie. Parece una tontería, pero creéme que he intentado controlarme y superar ese trauma y no puedo. ¡Odio desperdiciar comida!
Siempre que me sirvas un plato con comida, ten por seguro que me comere TODO, aun cuando no tenga buen sabor o me desagrade.
Yo, como aquel médico moderno, dejaré que mis hijos coman la cantidad que quieran... ¡y procuraré no tener platos grandes!
Mi padre de niño fue un día de excursión al faro con sus padres y hermanas, con un bocadillo para merendar. Jugando, sin querer se le cayó el bocadillo en el agua, y nerviosisimo lo cogió y le dijo a su madre
ResponderEliminar"que me lo como, de verdad, me lo como" mientras se alejaba de su alcance... y se lo comió mojado y salado, aggh... Mi abuelica ha tenido que ser de armas tomar, jeje.
Jajaja, me encanta la forma como lo cuentas, me he reído muchísimo. No te conocía, ha sido gracias al blog de Blanca: Personalización de Blogs, pero a partir de ahora me quedo aquí siguiéndote para no perderme nada.
ResponderEliminarYo también desayuné el almuerzo en alguna ocasión, la que más recuerdo: patatas guisada con carne (después de 2 días). Y confieso que hago lo mismo con mi niña de casi 3 años (cuando es necesario), hay que comer de todo...
Besitos, y me encanta tu blog.
Cristina.
Que recuerdos me trae leer tu blog! Yo tambien fuí una pésima comedora. Mi madre se sentaba conmigo y me animaba a comer, al final siempre acababa mal la cosa o lloraba ella o lloraba yo... pensaba que era cruel conmigo por tanta presión. Pero un día me tocó comer en casa de mi tia, con mi prima... la cual era tan mala comedora como yo... mi tia directamente le embutia la comida a cucherazos sin pausa hasta que la pobre vómito en el plato... y mi tia siguió con los cucherazos embutiéndole. Desde ese día vi a mi madre con otros ojos y pensé: dios mio podría ser muuucho peor!!! Ni que decir tiene que ahora como de todo y mis dos hijos son libres de comer cuanto quieran. Yo decido lo que sirvo en los platos y ellos deciden cuanto comen. Y tan sanísimos que están.
ResponderEliminarUn beso y me encanta tu blog!
Hola, acabo de descubrir tu blog jajaja llevo una hora riéndome sin parar. Yo también era mala para comer, podía masticar un yogurt durante 2 horas!! Mi madre lo probó todo conmigo: contarme cuentos, dejarme sin comer, mirar los trenes desde el balcón de casa…hasta un día me llovió sopa de la impotencia! Luego del desespero de casi toda mi familia, acabé como tú, comiendo a deshoras, o sea, pescado para desayunar, coliflor en la merienda, tostadas para almorzar, y un sinfín de etcéteras extraños. Al final me acabé acostumbrando al desorden hasta tal punto que un día mis padres me dejaron en casa de mi tía, no me comí el almuerzo y para cenar me pusieron otra cosa, que shock!! Lloré horas sin parar porque yo debía respetar las normas de mamá y por lo tanto, quería mi plato de la comida, que mi tía había tirado a la basura… ¡Qué catástrofe! La comida no se tira decía mi mamá! Ahora como casi de todo, aunque en la cena suelen haber las sobras del almuerzo jejeje
ResponderEliminarBueno, después de este comentario voy a seguir leyendo. Un saludo!
Hola, Amaya
ResponderEliminarJa, ja, podría haber escrito el post porque también me alimentaba de yogures y la de horas muertas que pasé en la mesa, que digo yo, si no te has comido la merluza recién hecha no te la vas a comer a las tres horas que está como un témpano.
Eso sí, mi madre el embudo no lo usó, pero aplicaba otra técnica muy eficaz: me sacaba al rellano con el plato y hasta que no le comía no podía llamar al timbre. Y le daba igual que estuviera en pijama que vestida de fallera (es un decir, también soy de Pamplona). Ahora que una vez en la escalera engullía como los pavos para evitarme la lacha de que me viera algún vecino.
Consecuencia del método: pavor a hacer el rídiculo.
A mi hijo nunca le he obligado, si tiene hambre que coma y si no pues nada pero fuera los métodos humillantes.
Ah, se me olvidaba, también me llenaba la boca con medio plato y fingía unas irreprimibles ganas de ir al baño, donde lo escupía todo en el retrete. Duró hasta que mi madre se dio cuenta, y surgió la humillación escarelil.
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