martes, 13 de julio de 2010

21. Nena, ponte recta, si andas encogida te va a salir chepa

(Pequeña escapada de verano, ya estoy de vuelta).
Allá vamos con uno de mis consejos preferidos, terrorífico y que te puede acomplejar para el resto de tu vida. "Nena, ponte recta, si andas encogida te va a salir chepa".
La nena (yo misma) estaba hacia los 13 años tan tranquila, dentro de su uniforme del cole, delgada, pequeña, discreta... Pero el cuerpo de la nena estalló dentro de aquel uniforme. A los 14 años crecí hasta el metro 73 actual, la talla 100 y un 40 de pie. Fue un martes por la noche. Me metí en la cama y me desperté así: intensa, contundente y aterrada. Y me encongí. En parte por el susto y en parte porque las tetas pesan. Es así mamá, no lo decidí yo, lo llaman ley de la gravedad. Pero a ella las leyes que no sean suyas le dan igual.
- Gravedad, gravedad. Te voy a dar yo a ti gravedad... Lo que te pasa es que te avergüenzas de tu cuerpo. Eso te pasa. Pero tú verás nena. Haz lo que quieras. Eso sí, no vengas luego a quejarte de que tienes chepa.  Noooo. Yo te lo he advertido. Gravedad... Lo que tiene una que oír.

Normalmente, cuando alguien dice un discurso así, pues se supone que dicho está. Pero mi madre es muy de por si acaso, y por si acaso no me había quedado claro, durante ese año tuve que escuchar:
- Bueno, no pasa nada. Ya sabes que las chepas traen suerte nena.
- Una chepa tampoco es algo tan serio, con camisetas con capucha lo disimulamos y ya está. Hombre, el traje de novia te va a quedar raro, pero a ti las cosas raras te gustan.
- Oye nena, he decidido que no te voy a comprar para tu cumple ese vestido que tanto te gusta, total, dentro de nada no lo vas a poder usar cuando te salga chepa.
- He estado pensando que igual es genético: la abuela tenía chepa. No pasa nada, te ha tocado y te ha tocado, lo superaremos.
Esto es lo que mi madre entiende por ironía.

Consecuencias del consejo:
Compresión absoluta de la gente que tiene chepa.
Terror cada vez que me encogía.
Ligero complejo de espalda fea a base de imaginármela con chepa. Contribuyó a ello un novio imbécil al que le pregunté: ¿cuál es la parte de mi cuerpo que menos te gusta? Tu espalda, dijo justo en el momento en el que dejó de ser mi novio para siempre.
Éxito total entre el sector masculino adolescente: una talla 100, y encima recta. Con orgullo.
Agradecimiento infinito a dios cuando el resto de mis amigas echaron tetas, crecieron y dejaron de ser discretas.
Agradecimiento infinito a todos los dioses cuando mis propias hormonas ajustaron a mi cuerpo flaco el volumen de mi pecho y se replegaron a una más proporcionada  talla 95.

Excepciones para utilizarlo:
Nunca. Si veo que mis futuros hijos no van rectos les apuntaré a ballet, natación o les llevaré al médico. Bueno, si son varones y se les salen tetas pasaremos del ballet e iremos directamente al médico.