(Pequeña escapada de verano, ya estoy de vuelta).
Allá vamos con uno de mis consejos preferidos, terrorífico y que te puede acomplejar para el resto de tu vida. "Nena, ponte recta, si andas encogida te va a salir chepa".
La nena (yo misma) estaba hacia los 13 años tan tranquila, dentro de su uniforme del cole, delgada, pequeña, discreta... Pero el cuerpo de la nena estalló dentro de aquel uniforme. A los 14 años crecí hasta el metro 73 actual, la talla 100 y un 40 de pie. Fue un martes por la noche. Me metí en la cama y me desperté así: intensa, contundente y aterrada. Y me encongí. En parte por el susto y en parte porque las tetas pesan. Es así mamá, no lo decidí yo, lo llaman ley de la gravedad. Pero a ella las leyes que no sean suyas le dan igual.
- Gravedad, gravedad. Te voy a dar yo a ti gravedad... Lo que te pasa es que te avergüenzas de tu cuerpo. Eso te pasa. Pero tú verás nena. Haz lo que quieras. Eso sí, no vengas luego a quejarte de que tienes chepa. Noooo. Yo te lo he advertido. Gravedad... Lo que tiene una que oír.
Normalmente, cuando alguien dice un discurso así, pues se supone que dicho está. Pero mi madre es muy de por si acaso, y por si acaso no me había quedado claro, durante ese año tuve que escuchar:
- Bueno, no pasa nada. Ya sabes que las chepas traen suerte nena.
- Una chepa tampoco es algo tan serio, con camisetas con capucha lo disimulamos y ya está. Hombre, el traje de novia te va a quedar raro, pero a ti las cosas raras te gustan.
- Oye nena, he decidido que no te voy a comprar para tu cumple ese vestido que tanto te gusta, total, dentro de nada no lo vas a poder usar cuando te salga chepa.
- He estado pensando que igual es genético: la abuela tenía chepa. No pasa nada, te ha tocado y te ha tocado, lo superaremos.
Esto es lo que mi madre entiende por ironía.
Consecuencias del consejo:
Compresión absoluta de la gente que tiene chepa.
Terror cada vez que me encogía.
Ligero complejo de espalda fea a base de imaginármela con chepa. Contribuyó a ello un novio imbécil al que le pregunté: ¿cuál es la parte de mi cuerpo que menos te gusta? Tu espalda, dijo justo en el momento en el que dejó de ser mi novio para siempre.
Éxito total entre el sector masculino adolescente: una talla 100, y encima recta. Con orgullo.
Agradecimiento infinito a dios cuando el resto de mis amigas echaron tetas, crecieron y dejaron de ser discretas.
Agradecimiento infinito a todos los dioses cuando mis propias hormonas ajustaron a mi cuerpo flaco el volumen de mi pecho y se replegaron a una más proporcionada talla 95.
Excepciones para utilizarlo:
Nunca. Si veo que mis futuros hijos no van rectos les apuntaré a ballet, natación o les llevaré al médico. Bueno, si son varones y se les salen tetas pasaremos del ballet e iremos directamente al médico.
Pues sí, y yo me repito como un papagayo y a mis hijas se lo repito tooooodos los días. Esto se queda grabado a fuego. A mí cuando me lo decía mi abuelo, que había sido militar, era inmediato y no me encogía en todo el verano...mira tú si era efectivo!!
ResponderEliminarA mis sobrinas se lo dicen todos los días con la variante: "Niña, te he dicho mil veces que te sientes derecha". Las niñas resoplan, se sientan derechas.
ResponderEliminarA los tres minutos: "Niña, te he dicho mil veces que te sientes derecha". Las niñas resoplan...
Besazo pa ti
Pero, ¿a los novios lo que se les pregunta no es qué es lo que MÁS te gusta de mi cuerpo? Ay, mujer, quien busca la verdad corre el riesgo de encontrarla...
ResponderEliminarMi madre me dice eso cada vez que me ve, pero no es lo peor... me pega unas palmadas en la espalda para que me ponga recta que creo que me duele más por eso que por estar encorvada...
ResponderEliminarBesos!
a mí me martirizaban mis tías con ese consejo. más que un consejo era "o lo haces o lo haces ya" pero le sumaban el tema de "meter tripa". pero no en plan de sacar las costillas y quedarse sin aire, sino que había que contraer los músculos abdominales PERMANENTEMENTE, 24 horas al día. y no con la finalidad de parecer más delgada sino de estar más recta!!!
ResponderEliminarasí desarollé unos abdominales duros como la roca y a día de hoy, a mis 29 años, aunque estoy más relajada en eso y en mil cosas más, no puedo evitar contraer los abdominales cada vez que las veo, ufff!
mi drama mama no se limitó a darme el consejo sino que me apuntó a gimnasia rítmica!! a ver si aprendía a andar recto y me volvían un poco menos torpe, porque según ella era torpe y descoordinada. Cierto es que a día de hoy mi pareja está obsesionada con mi posible chepa y que no hay como creerse torpe para serlo!
ResponderEliminar¡Dramaabuela! Jaja, este consejo me lo daba mi abuela de chiquita, y me lo sigue dando... Eso sí, no le decimos chepa, le decimos joroba. Pero para el caso que da igual.
ResponderEliminarOs-tras.
ResponderEliminarYo no crecí de golpe y no me echaba para atrás mi propio tamaño, pero mi madre le tenía un odio preventivo a las chepas y nos freía a collejas. Sobre todo a la hora de la comida, que si bajabas un poco la cabeza para se cayeran menos lentejas de la cuchara te llevabas una y te clavabas la cuchara junto a la campañilla (con los tenedores íbamos más tiesas mis hermanas y yo).
Cuando crecí me eché un novio altísimo. No me pareció tan alto hasta que lo fui a abrazar, y al poco descubrí que debajo de la mochila y la capucha ahí esta esa chepilla incipiente que luego he visto que tienen sus padres (aunque les gana). Él sí se agachaba de puro complejo, y para no darse con los quicios de las puertas bajas, las barras de metro y bus, y cosas así. Por aquellos entonces aún podía estirarse del todo, pero 11 años después además de la hipercifosis (palabra que le gusta mucho) ya empieza a coger forma de S por anatomía compensatoria, y claro, pasados los 30 ya no hay corsé que me le corrija.
Así que cuando tenga hijos, si miden 1.70 como yo o 1.93 como medía su padre cuando lo conocí, ¡los pienso freír a collejas y todos bien estiraditos! He dicho.
Mi madre hasta me hacia por el pasillo con un libro en la cabeza para ir recta, también he tenido pecho y me encogia para disimularlo, ahora que estoy con una perfecta espalda, saboreo lo que es la venganza fria, mi madre ya es mayor y se esta empezando a encoger la espalda y soy yo la que le dice esa espalda la quiero ver recta¡¡¡ ironias del destino¡¡
ResponderEliminarVale... obviamente el drama consejo tenía que existir... jejeje
ResponderEliminarMi madre me agarraba de los hombros y me tiraba para atrás... y como he comentado antes... se empeñó tanto se empeñó tanto y tanto... que al final resultó que tenía escoliosis y me pusieron un corsé horripilante...
El traumatólogo le dijo que no era por mala postura... que eso era así y punto... que yo no tenía culpa de nada... y que sólo se corregía con eso y con una operación...
¿Qué hizo ella? Ni caso... siguió con su versión de los hechos: "Eso te pasa por ir torcida... mira que te lo decía yo..."