jueves, 15 de julio de 2010

22.Si eres mayor para trasnochar, también para madrugar

Esta frase creo que es una de esas que han forjado a una generación. La mía. Y no puedo evitar que me entre una horrible nostalgia al repetirla. Mi madre abriendo la puerta de mi cuarto con mi si fuera a empotrarla en la pared, y esa voz aterradora y concreta:
- Ale, que ya es hora de levantarse nena. Si eres mayor para trasnochar, también para madrugar. Que tenemos muchas cosas que hacer. Hay que limpiar los cristales, pasar el aspirador, poner una colada, bajar a hacer la compra...

No me lo creo mamá. Nunca hay que hacer tantas cosas un sábado por la mañana. ¡Coño! Si cada vez que yo salía, había que hacer la limpieza anual de la casa.  Yo creo que acumulaba esas tareas para las terribles mañanas de resaca. Cada vez que paseaba por la casa y veía los radiadores sucios ella pensaba: esto me lo apunto para el día que salga la nena, huy que hace tiempo que no ordenamos los armarios, los filtros del aire acondicionado los tengo llenitos de mierda, bien bien, otra cosita más.
Es que la estoy viendo.

Consecuencias del consejo:
Tenía truco. Si no te pillaba en la cama no te encargaba tareas y sobre todo no gritaba, que el grito para la resaca va mal. Así que mi hermana y yo dormimos con disimulo y en cualquier sitio.
Según la oíamos que se levantaba, cada una se buscaba la vida. Yo que soy de tendencia vaga, pues intentaba esconderme detrás de la puerta. Así cuando ella entraba, veía la cama hecha y se iba. Me volvía a meter en la cama. Mi hermana iba al baño, abría la ducha y se dormía encima de la taza. Media horita de sueño. Siguiente asalto. Yo a la ducha, mi hermana dentro del armario. Otra media horita. A desayunar, mi hermana dormida sobre la mesa, yo en el armario. Media hora más. Luego a estudiar. Las dos sobadas sobre los libros. Eso sí, con el oído atento. Porque cómo te pillara, olvídate, las tareas de desinfección de un hospital, una tontería al lado de lo que iba a encargarte. Porque las madres no limpian normal, al menos, la mía no:
- Nena, te coges el paño azul, el suave. Lo pasas por los fuegos. Luego con una servilleta de papel, pero de las que no tienen pelusilla, lo pasas otra vez. Sin pelusilla ¿eh? que sino quedan feos los fuegos. Así ya puedes empezar a limpiarlos. Coges el limpiador rojo, echas un poco. Poco, nena, que si no cuesta sacarlo. Lo retiras con el paño amarillo humecido en agua, que no esté empapado que se quedan feos. He dicho humedecido. Luego, el paño rosa para terminar y un poco del spray amarillo.
Y yo pensando: ¿De qué hablas mamá? ¿De limpiar los fuegos o de conseguir erradicar las bacterias del mundo? ¿Qué más dará que los fuegos queden feos? Son fuegos, ¿Con qué paño había que empezar? Joder, ¿cuál era el paño? Porque de una manera increíble, ella con sólo mirarlo sabía si habías cambiado el proceso. Las madres pueden adivinar cosas imposibles con sólo mirarte a los ojos.

Excepciones para utilizarlo:
Uf. Algo de razón tenía pero intentaré no martirizar a mis futuros hijos. Yo nunca madrugo pero desde las 8 de la mañana estoy en la cama sufriendo y, aunque esté sola, si alguien me llama por teléfono disimulo:
- ¿Estabas dormida? ¿Te he despertado?
- ¡Que va! Llevo limpiando los fuegos desde las 8.