sábado, 31 de julio de 2010

26. ¡Ni chocolate, ni chocolata!

Esto más que un consejo es la primera entrega del vocabulario de madres.
La mía nunca jamás nos daba un capricho. No. Ella creía que con una única vez que nos comprara un huevo kinder íbamos a quedar marcadas de por vida por ese capricho, y ya nunca jamás íbamos a tener fuerza de voluntad, nos íbamos a dedicar a la vida fácil y ociosa, y a todos los vicios posibles. "Que son muchos nena, y ahí están para que tú caigas y tú eres mucho de caer".
Así que tú le decías:
- Mamá, quiero un huevo de chocolate.
- No.
- Por fa mami, cómprame un huevo- con cara de niña buenísima.
- No.
- Mamiiiii que me voy portar super bien si me compras chocolate (Aquí revasaba su paciencia).
- ¡Ni chocolate, ni chocolata!, y como no te portes bien tú solica, te vas a enterar. Mi obligación es tenerte abrigada y bien comida y la tuya portarte bien. Así que, si tu no cumples, esta noche duermes en la terraza y vas a cenar huevos de chocolate imaginarios, que parece que te gustan mucho.
Sí, tampoco es que mi madre fuera el Santo Job.

Cuando ella le cambiaba el género a cualquier cosa, tú ya sabías que no había esperanza.
- Mami cómprame una barbie que Martita tiene una super chula.
- Pues anda que no es chula tu muñeca Pepa.
- Mami, pero si le falta un ojo.
- Será culpa mía, no habérselo arrancando.
- Jooo mami, que la Barbie es super guapa y tiene muchos vestidos.
- Y la Pepa se tira pedos.
- Mami no es lo mismo. La Barbie tiene estilo y está delgada.
- Mira nena, a mi la Pepa me parece mucho más simpática que la escuálida esa, que no puede ser bueno que las niñas juguéis a princesas con muñecas que parecen pilinguis (eh! otra palabra de madre, al menos de la mía: pilingui).
Y aquí era el punto de no retorno:
- Ay mami si me quisieras me comprarías una barbie.
- ¡Qué barbie ni qué barbo! Yo a tu edad jugaba con una caja de cartón durante horas. Y como vuelvas a decir una tontería de esas como que no te quiero, te regalo a los gitanos del circo que ya me estás hartando.

Consecuencias:
- En mi mente, los huevos kinder son un lujo tipo caviar.Vamos, sólo me los permito cuando cobro la extra y con miedo a convertirme en una drogadicta.
- Sonreía constantemente a los gitanos del circo preprarando el terreno, por si un día me mandaba con ellos.
- Hubo una época en la que de mayor quería ser pilingui. Hasta que se lo dije a una vecina de mi madre.
Situación: me pregunta la amable señora "Y de mayor que vás a ser". "Yo pilingui como la Barbie". Pellizco de la muerte, codazo, pisotón. Breve explicación a la vecina ojiplática. "Esta niña repite todo lo que oye en la tele. Desde luego, la televisión va a destrozar a esta generación de niños". Otro pellizco de la muerte en el ascensor. Un par de invitaciones cordiales a irme a vivir con los gitanos. Otro par menos cordiales. Pellizco de la muerte. Reflexión por mi parte. "Mami, que pensándolo mejor seré profesora, porque lo de pilingui nos va a costar un disgusto". "Nena, a veces no sé si es que eres muy lista o tremendamente tonta. De verdad que no lo sé", ahí, reforzando mi autoestima.

Excepciones para utilizar el cambio de genéro:
Pues en el fondo es gracioso. Ya me estoy viendo:  "Ni pokemon, ni pokeman", "Ni tele, ni tela" "Ni ipod, ni ipad", ¡coño! la madre de Steve Jobs es de las mías.