Me encantaba lo de manga por hombro. De pequeña me parecía una frase mágica, aunque mi madre sabía quitarle la magia rapidito:
- Nena, tu habitación está manga por hombro, tienes media hora para ordenarla. Aquí no hay quien encuentre nada.
- Pero yo sé dónde están las cosas mami.
- Porque tienes el cerebro tan desordenado como el cuarto. No quiero repetirlo ¿eh? Tienes media hora
- ¿Cuánto es media hora?
- Pero qué pesada eres, en serio, nena. ¿Ves la aguja grande? Pues cuando llegue a las 6... Estoy pensando que te voy a regalar un juego educativo para aprender las horas para tu cumple.
- Mamá yo no quiero más juegos educativos nunca más, son super aburridos y yo ya estoy super educada.
- Super pesada, eso es lo que eres nena, media hora, te lo he dicho, luego no vengas con que no te lo he advertido.
Yo me arrastraba hasta mi cuarto con la enorme tristeza de saber que me esperaba un juego educativo por mi cumple, y me daba mucha pena, y para consolarme me ponía a jugar con el tangram, y como aún me daba más pena, construía una casita para las barriguitas con el tamgram, y aún la pena era mayor porque la casa era amorfa, y entonces me asustaba y salía corriendo al pasillo y gritaba:
- ¡Mamáááááá! ¿Ha llegado la aguja grande a las 6?
- No pero le falta un periquete y espero que no haya nada fuera de su sitio.
Y yo volvía a mi cuarto y a patadas metía cosas debajo de la cama, y los juguetes los guardaba en el armario al montón, y los clicks caían dentro de los zapatos, y la ropa a mogollón encima de todo aquello, porque yo pensaba que mi madre nunca jamás iba a abrir nada de aquello. En mi mente de niña los armarios debían ser como invisibles porque en serio que no lo entiendo. La aguja grande llegaba a las 6. Mi madre entraba en el cuarto y con ese poder que sólo tienen las madres, descubría todos los sitios, sin que se le escapara ninguno. Y cada vez que encontraba algo lo tiraba al centro de la habitación hasta que se hizo un montón del doble de altura que la nena y entonces sí que sí:
- Tienes media hora. Todo lo que no esté en su sitio lo tiro a la basura. ¿Me entiendes ahora? Yo creo que sí, y si hace falta, mañana te vas al cole sin calcetines. ¿Está todo claro?
Clarísimo. Dejé desordenado el tangram, un libro sobre las fábulas de Esopo (pero qué mierda de libro infantil era ese) y una nuñeca de porcelana que me daba miedo. No coló. Y por la chulería, me tuvo secuestradas durante una mes a las marionetas de Los tres cerditos que tantas tardes de asueto me habían dado.
Consecuencias de la frase:
Pues el desorden no se me ha corregido. Al contrario, he desarrollado un sofisticado método de desorden que parece que no se ve, pero ahí está. Y me tengo que guiar por rutas tipo: ¿Dónde estarán las tijeras? Lo primero: en el cajón de las tijeras sé que no. En el bote para los bolis sé que nunca las pondría, demasiado obvio. ¿En el cajón de la cocina de los cubiertos? Podría ser, si no hubiera encontrado las tijeras de la cocina y hubiera recurrido a ellas. Miro pero no están ninguna de las dos. ¿Qué es lo último que he cortado? Rebusco por mi casa y encuentro etiquetas de la ropa (seis montones en distintos lugares) pero no..., todas están cortadas con los dientes. Ya sólo me queda ¿dónde puede que me hiciera gracia guardarlas? Pues sí, clavadas en una planta, después de pensar: "Nunca se me va a olvidar que las tengo aquí".
Psé, lo sé, esto sí que es magia, y no la tontería esa de manga por hombro.
Excepciones para utilizarlo:
Mirad, uno de mis mayores temores como futura madre es perder un niño. Ya he perdido varios: dos primos, un vecino y una hermana. Lo sé tengo un don. Así que paso del orden. Futuros hijos míos: me da igual que todo esté manga por hombro pero, por dios, vosotros donde pueda veros.
Pues yo perdi a mi niño....si, entre los roperos del corte ingles, de pronto estaba y de pronto no.Casi muero entre abrigos de temporada, y se me iba la vida mientras sonaba por megafonia que el niño tal y tal....Total, que el nene llega de la mano de un señor con traje y corbata, y yo que me lanzo al nene como quien ve a dios, y yo que le digo al nene que por qué se ha perdido....y el nene me mira, como asombrado y me dice....mami, yo no me he perdido,has sido tú que no has sabido encontrarme.....Y ahi sigo.....buscando las dichosas tijeras!!!!
ResponderEliminarPilar casi anónima
jajajaaja que clase de racioninio tienes para ordenar las cosas dramamamá!!
ResponderEliminaryyyy vaya mano para perder niños espero que los perdieras cuando eras todavía más nena;)
Tu madre y yo debemos de ser almas gemelas o algo así.
ResponderEliminarMi hija cuando viene a visitarnos vuelve a las andadas y deja todo manga por hombro. Cuando se marcha parece que ha pasado un ciclón por casa. Pero ahora me voy a vengar, jiji, me voy de visita unos días a su casa, así que pienso hacerle lo mismo, ¡que viva el desorden!
La maldita habitación... Mi madre y la tuya seguro que podrían intercambiar anécdotas... Porque nadie entiende que tenemos nuestro propio orden???
ResponderEliminarY por cierto, eso de perder niños lo tienes que contar con detalle!
JAJAJJA ME ENCANTO!! como siempre...joe es que me siento tan identificado jajja que me parto.
ResponderEliminarJoooo, lo de las tijeras clavadas en la planta, JAJAJAJA, buenísimo. ¡Si las viera tu madre, le entraba la jaqueca!
ResponderEliminarEstoy con Drew, cuenta lo de perder niños!!!!
Como dice mi madre: "Nena, cuando seas padre (madre, en este caso) comerás huevos". Mi marido y yo somos (o éramos) un desorden con patas. Ahora que vivimos juntos (y viene un tercero en camino) estamos desarrollando un extraño gusto por mantener las cosas en su sitio todo lo posible... Madre mía, ¡me estoy convirtiendo en mi madre! o peor ¡en la tuya! :D Un saludo
ResponderEliminarHoy he descubierto tu blog y me ha encantado ¡es genial, muchísimas felicidades! Me lo he pasado genial viendo tus entradas antiguas.
ResponderEliminarYo una vez perdí a mi hermano...bueno me lo dejé olvidado en la piscina municipal y a mitad de camino tuve que volver a por él. No sé que pasará cuando tenga hijos, miedo me da :)
Un abrazo
Rosa (hablomuchoescribopoco.blogspot.com)
Muy bueno! como siempre ;) mi madre me castigaba en la habitación sin salir hasta que la ordenara... ahora soy yo la que me castigo hasta que ordeno mi casa... ains!!
ResponderEliminarVero
Aquí la de mi madre era: "esto parece una leonera". Y qué quieres que te diga, las leoneras son jaulas mucho más minimalistas.
ResponderEliminarGenial tu madre, como siempre, Nena. Y tú, una gracia genial para escribirlo todo.
ResponderEliminarMira, yo le dije un día a mi hija de dos años que lo que no recogiera, lo tiraba a la basura, y me vino con un par o tres de juguetes en las manos, y me dijo "tira esto también, mamá". Supe que la amenaza quedaba descartada.
Un abrazo!
Jejeje, muy bueno, lo he compartido en el repaso de blogs de Bebés y más:
ResponderEliminarhttp://www.bebesymas.com/bebes-y-mas/blogs-de-papas-y-mamas-xliii
Un saludo!
Es genial el artículo!!! Qué risa!!! Yo de momento no he perdido a mi pequeña Laura, sólo tiene 16 meses, pero eso sí, cuando estoy en casa y la pierdo de vista un minuto y no la oigo, sé que algo está tramando y no puede ser nada bueno jejeje...vaciar cajones, esconder los mandos de la tele...esas cositas.
ResponderEliminarEnhorabuena por el blog! Lo he conocido hoy y me ha parecido genial!
Un saludo,
Marta
Jajajaja, buenísimo!!
ResponderEliminarYo también soy muy desordenada, ahora "que soy mayor" intento mejorarlo, pero me cuesta lo mío, eh!
Mi madre decía que mi habitación iba a "pegar un trueno". Yo me imaginaba todas las cosas derrumbándose, incluida la cama y las estanterías.
ResponderEliminaryo soy una de estas madres, que lo sepas! Mi hija es un desastre. Tiene 17 años y su habitación es una leonera, de verdad. Lo juro. Es mucho peor que cualquiera de las que podáis describir. Me paso el día diciendo "ordena tu habitación por dios" "no puedo llegar de trabajar y ver este desorden", pero da igual. La leonera sigue siendo leonera: con leones, tigres y demás fauna. Por dios, por dios, cambiará mi hija algún día?
ResponderEliminarAnónimo: pues no sé tu hija... Pero yo soy muy desordenada. Vamos que no me he corregido ni un poquito...
ResponderEliminarPues mi madre ha añadido una frase más al "manga por hombro" y es "aquí solo se puede andar como Chiquito de la Calzada", y yo con cara de poker me pongo a hacerle el paso "chiquito" y el "no pué, no pué, jaaaaaaal", lo que no entiendo es porqué no se ríe ella también, jajajaja.
ResponderEliminarTengo 30 años. Llevo 5 a miles de kilómetros de casa de mis padres. 15 años antes nos mudamos de un piso a una casa. En el trastero del piso siguen secuestrados los juguetes que un día no me dio tiempo (o la gana) de ordenar. Y en 20 años no los he echado ni un poquito de menos...
ResponderEliminarCreo que en el fondo el desorden (inevitable) es consecuencia del exceso (aun más inevitable!)
jajajajaajajajaja aiii a mi me pasa igual!! yo soy ordenada pero solo lo que se ve!! esq para que voy a ordenar los calcetines por colores?? esq tmb hay algunas que estan locas!
ResponderEliminaryo me paso el dia diciendo "ai, he perdido mi pañuelo" y no lo busco, porque siempre aparece jaja la ultima vez estuvo 3 meses debajo de mi cama hasta que me cambié de habitación!!
ah! soy monitora y nunca he perdido a ningun niño jaja asiq no te preocupes!
A mí también me amenazaba con tirarme las cosas que no estuvieran en su sitio... ¡y un día lo hizo! Para mí fue de lo más horrible sacar la mitad de mis juguetes del cubo de basura de la cocina...
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarQué risa y qué recuerdos me ha traído esto.
En mi caso no de mi madre, sino de mi abuela, que también aplicaba la amenaza de tirar los juguetes que quedaran "en el medio".
La única vez que llevó a cabo su amenaza, le salió muy caro. A mi hermano y a mí nos recogieron mis padres para llevarnos de paseo, cuando tendríamos como 5 y 3 agnos. Pues mi abuela cogió y fue recogiendo los juguetitos y se los metió en el bolsillo del delantal. Lo que no se acordó, es que esa misma magnana había estado trasteando con su joyero, y por alguna razón, también se había metido varias joyas en el bolsillo del delantal mientras hacía las cosas de casa para guardarlas más tarde. Algo así contó.También vaya idea, la de la abuela.
El caso es que volcó en la basura todo el contenido del bolsillo del famoso delantal, dandole la vuelta y sin mirar siquiera, y no se dio cuenta hasta pasados unos días. Cuando empezó a dar voces, diciendo que había tirado a la basura varias joyas de oro,y que había sido por nuestra culpa, por dejar los juguetes en el medio,mi hermano y yo soltamos, "por habernos tirado los juguetes", con una cierta satisfacción, como si una clase de justicia divina nos hubiera vengado. Al fin y al cabo, para nosotros los juguetes eran como para ella sus joyas.
Lo que pasó es que la abuela de vez en cuando repetía: "cuando por culpa de éstos tiré unas joyas a la basura"
:)
Pd. No tengo idea de la parte de herencia que perdimos con aquello.