Vaya por delante que actualmente mi madre es la mejor reina maga del mundo. En serio. Tú dices allá por agosto: "mira qué gafas más monas", y ella las compra y te las guarda para Reyes. O vas de compras y te pruebas un vestido y ella empieza: "Te queda fatal, chica, no te compres eso que es muy feo, es de pilingui." Y ella lo reserva cuando te metes al probador y te lo pone en el zapato. Ha conseguido que con 31 años me ponga el despertador el día de Reyes y levante a mi hermana a gritos. Incluso mi no drama papá se pone nervioso abriendo sus paquetes. Siempre en orden. Porque en mi casa abrimos uno cada uno, por turnos, y todos celebramos los regalos de los demás.
Además, siempre tiene algún regalo sentido. Por ejemplo, este año, me ha agrupado una colección de jaboncillos que tenía cuando era pequeña, me ha comprado una caja preciosa donde guardarlos y me lo puso en el zapato. Y lloramos las dos cuando abrí el regalo. Así somos, sentidas.
Además es espléndida y mi no drama papá también. Entre muchos regalos me ha caído un billete de 500 euros. Ajá, existen, y yo tengo uno. Nuevito que parece del Monopoly.
- Alé, para que ahorres, que tú tienes un agujero en la mano nena. Te lo damos agarrado, que nadie te cambia un billete así, para que no te lo gastes. Porque nena, ¿tú sabes que no puedes ir a un bar con ese billete no? Pues eso, el lunes te vas directica al banco, y lo ingresas.
- Pero mamá, el dinero es para gastar.
- Así te va nena, así te va. Pues este no vas a poder gastarlo, y si no, nos lo devuelves. Es para la cuenta de ahorro, esa que tiene que hacer eco, que yo creo que tú el dinero te lo comes.
Vamos que tengo un billete de 500 para mí solita, de recuerdo, porque no se puede gastar.
Es la reina maga perfecta pero ha sido muy pro carbón para que entendieramos el mensaje de los Reyes, pero pro carbón de la caldera de mi abuela, nada del dulce.
- ¿Pero cómo narices va entender un niño que se ha portado mal si le dan azúcar? No, no, no.
- Ya mamá, pero te parece normal que hasta los 18 años me echaras un saco de carbón. Tooodoooss los años.
- Mira nena, ¿te parece normal que tú hasta los 18 años fueras una niña insufrible que no paraba de portarse mal?
- No tan insufrible...
- Nena, que a tí se te hacía bolo la carne en la universidad. Insufrible es poco, y si hubieras sido insufrible pero no anémica pues igual lo hubiéramos llevado mejor, pero eso junto... Lo que me has hecho sufrir tú a mí. Bastantes regalos has tenido con lo mala que eras. ¿Quieres que te recuerde cuando rompiste el espejo del baño? Enterico, con la cabeza. Que te llevé a urgencias con todos los cristales clavados en la cara y los brazos y me miraron con una cara. ¡Que parecíamos la procesión de El Cristo Mutilado! Lo que me costó explicarle al médico aquel lo que te había pasado. Y mira que te dije que no entraras al baño, que la luna estaba floja. Y tú, no sólo entraste, si no que te dió por descubrir que si pegas un párpado a un espejo te notas el pulso. Eso le decías al médico aquel que tuvo que pensar que a ti te faltaba un punto de cocción. Porque no era normal. Toda llena de yodo. O cuando saltaste de aquel tractor, que un día ya me contarás qué hacías tú en un tractor, que todavía no lo entiendo, y te partiste la rabadilla, que debe ser el hueso más inútil del cuerpo pero te tiraste un mes sin sentarte, con aquel flotador a todos lados ¿te acuerdas? O el año que te dió por hacerte la fugitiva y te desapareciste tres horas al salir de colegio...
- Vale, vale, es que era inquieta.
- Nena, inquieto es alguien que se mueve en un silla, tú más bien eras convulsa. A ver, para que me entiendas, inquieta es tu hermana cuando mueve el pie repetidamente estando en el sofá, que me pone de los nervios. Te lo digo: un día le corto el pie. Tu eras más bien de probar a darle la vuelta a tu pierna por detrás del cuello a ver si llegabas a tocarte a la oreja, tirabas la lámpara de cristal al intentarlo y también te dislocabas el tobillo. ¿Lo entiendes? Te tenía que haber hecho comerte el carbón, pero el de tu abuela, a ver si te parabas quietas un rato, que somos clientes VIP de urgencias.
Consecuencias del consejo:
De muy pequeña, los Reyes y yo no nos entendíamos. A ver, esos tipos me traían sacos enormes de carbón, y me dejaban una carta escrita con cientos de recomendaciones que debía cumplir si quería más regalos al año siguiente, y en la carta siempre ponían que le hicera caso a mi madre, que sufría mucho cuando me portaba mal, y era ella un buena madre con un hija muy revoltosa. Y total, me traían juegos educativos y nunca la Barbie con la que yo soñaba. Pse, su magia me parecía bastante justica.
Como un año que me levanté en mitad de la noche y ví un bulto enorme en mi zapato, del doble de mi altura, y me fui a la cama como si me hubieran pinchado cafeina en vena, aguantando histérica que dieran las 8 de la mañana para abrir aquel enorme regalo que tenía que ser la leche, con lo grande que era, ¿y qué era? Pues dos sillas para mi cuarto, con dos cojines de flores a juego, con volantes. Sí, el sueño de toda niña de 10 años.
- Pero mamá ¿por qué pusiste eso en el zapato?
- Chica, había que comprarlas y dije: pues así desenvuelve un regalo más. Oye, y bien que te has sentado años en ellas.
Pues eso, es pro carbón y también es muy pro regalo práctico. Eso, con 31 años, lo agradeces pero, con 10, te frustra.
Excepciones para utilizarlo:
Estoy casi convencida de que los niños de ahora se creen que el carbón es eso dulce que traen los Reyes. Así que paso de la frase, eso sí, la carta de los Reyes con todos los deseos para que obedezcan mis órdenes y sepan la supermadre que soy ya la tengo escrita, y no estoy si quiera embarazada.
Me puedes explicar eso del párpado, el espejo y el pulso?? No lo pillo...
ResponderEliminarMe parto con lo del Cristo mutilado y lo de convulsa... tu madre, en su linea de absoluta genialidad. Me alegro de que te hayan hecho tan buenos regalos. Saludos!
Yo que sé. Yo no me acuerdo más que de la bronca y del número en urgencias, toda llena de pequeñas heridas. Pues que al aplastar el ojo con el espejo me debía notar el pulso del corazón y venció el peso de la luna y se me rompió encima. Si es que a veces mi madre tiene razón.
ResponderEliminarMi padre se montó un horno de carbón en el campo cuando éramos pequeños, pasó tres semanas quemando madera "porque así tendremos carbón para años y años de barbacoa cuando vengamos pasar el día". El resto, te lo puedes imaginar. Barbacoas, pocas (había que comerse las calabazas o los membrillos), pero los Reyes nos estuvieron regalando carbón hasta que tuvimos para montar nuestro propio Asador Argentino, que de hecho por ahí sacamos que ni Reyes ni Reyas, que era nuestra dramamá y el carbón era de la familia. ¡¡¡Nunca había escuchado de otra persona a quien le dieran carbón de verdad!!!
ResponderEliminarA mi también me dejaban una carta con una serie de recomendaciones, que yo cumplía al pie de la letra durante la primera semana. Pero mi reina maga hacia lo imposible por dejarme las cosas que yo había pedido, como un juego de dormitorio que era la cosa más linda que había visto, con su armario de puertas correderas y todo. Y si tenía que estar hasta altas horas de la noche cosiendo para que mis muñecas tuvieran ropa nueva para estrenar el día de reyes, lo hacía con todo el amor del mundo.
ResponderEliminarmadre mia yo nunca he recibido carbón ni del dulce ni del otro, pero que frustación no?
ResponderEliminarLos últimos reyes estaban empezando a ser de lo más sosos, así que pongo remedio, y hago cosas como migear un poco galletas y dejar copas casi vacias de licor, también dejar un poco de agua en un barreño y escribir una carta para nosotras para que al día siguiente a falta de regalos...tengamos alguna alegria mágica.
Me gusta la gente que acierta con los regalos, es tan dificil últimamente, la gente suele comprar cosas que le gustan a ella y no a ti...
Mortizia:
ResponderEliminarPues sí,la caldera de mi abuela iba con carbón y mi madre nos ponía un saco, que no un poquito, no, si no un saco entero en el zapato. Ya veo por tus comentarios que tú y yo hemos sufrido bastante la intensidad educacional materna y paterna. Y cuando te leo, no sabes como me alegro de que los míos no tuvieran un huerto!!!!
Lola: sólo la primera semana? jejejej
A mis niños de 3 y 5 años, les ha caido un saco de carbon de barbacoa, jajajaja, con su correspondiente carta, jajaja, despues de tenerlos sufriendo mas de una hora, nos hemos puesto a buscar y los reyes los han echo aparecer, jajajaja, todo lo q querian, y lo bien q nos lo hemos pasado, a la media hora se les ha olvidado, el no pegar, no molestar a los gatos, y no chiiiiiiiilllllllaaaaaaarrrrr!!!!!!!!!!!, empiezo a ser una drama mama, jajajaj
ResponderEliminarPor cierto me encanta tu blog, genial, el dia q tu madre lo encuentre, te deshedera, x lo menos, cuida ese billete de 500, mas conocido como Bin laden (todos saben q exite pero nadie lo ha visto)
buenísimo!! y genial lo que cuenta el anónimo de arriba..
ResponderEliminarla peque tiene tres años y medio.. este año hubo regalos, sin demasiadas recomendaciones, sin cartas promaternales.. pero todo irá cambiando..
besos
jajajaja me encanta este blog!! te sigo ahora mismito!!!! casi lloro.
ResponderEliminarMi mamá era no drama y yo soy fifti fifti. Intento no serlo y durante todas las navidades me dividido toda yo. Mientras mi mente piensa, no le digas más a tu hijo que se está portando mal, que los reyes le traerán carbón, no se lo digas más... pero luego, a la que la lía parda, zaska, carbó que te crió. Así ha acabado por pasar del carbón, evidentemente, me lo tengo merecido. Y no lo entiendo, porque te juro que no se lo quiero decir, pero es un impulso horrible que acaba verbalizándose irremediablemente...
ayyyyyy...
Soy súper mamá drama en la cabalgata, porque lloro de la emoción de ver a mis peques emocionados... soy mamá drama cuando se disfrazan en el cole por carnavales y nos hacen el paseíllo todos vestidos de ficha de parchís... ahí lloro a caños.
Ay, lo qu eme voy a reir leyéndote.
Besos
Lola, que estoy llorando leyéndo tu comentario. Joder... y estoy en el curro.
ResponderEliminarLagrimones... es que tengo alergia jajaja
Jajajajajajajajaja!
ResponderEliminarMuchacha, de verdad, contigo se puede estar uno riendo un mes :))))))
Jope con tus reyeeeeeeeeeeeeeeeeeees!!!!! y yo venga a portarme bien y me regalan un casco y la 'promesa' de una bici xDDDDDDD (bueno, y billetitos, pero los míos de esos que los puedes cambiar en cualquier bar jajajajajaja)
la verdad es que ya me lei todo tu blog y me encanta, mi mamá era mas bien indiferente somos demasiados y la educacion se heredaba ya que mi hermana mayor era la que ejercia el poder. Pero si tengo una drama suegra que ya me tiene arta!!!!!
ResponderEliminarY bueno a portarse bien para ver si los reyes te traen otro de 500 para el sig año
Yo soy de mexico algunas cosas no entiendo pero la verdad es que me rio mucho con tu blog
FELICDADES!!!!!
Bueno, acabo de descubrir tu blog y estoy disfrutando de lo lindo, cómo me estoy riendo! Eres un crack, vaya facilidad para contar las cosas así, del tirón. Enhorabuena y encantada de conocerte.
ResponderEliminarVoy a seguir, que, como diría tu madre, me lo estoy pasando de rechupete.
Besazos!
http://tulamalcriada.blogspot.com/
pero... tú estás escribiendo un blog sobre mi madre, verdá?? jajajajaja....
ResponderEliminarhace unos días me descubrieron tu blog. Tengo q darte la enhorabuena! Todos y cada uno de los post q leí hasta ahora son un claro reflejo de mi niñez... jajaja.
gracias por hacerme pasar estos buenos ratos recordando mi infancia.... ;P
Recomiendo a todo el mundo esta web, que viene al pelo sobre el dichoso consejito (que más bien era una advertencia) de "si te portas mal, los reyes te traerán carbón".
ResponderEliminarhttp://www.hassidobueno.org/
MERECE LA PENA LEERLO ENTERITO. Es una gran lección para padres y madres.
A mis hermanas y a mí un año nos dejaron sólo un saco de carbón (carbón de verdad) con una nota de los Reyes Magos diciendo que nos habíamos portado mal y que eso era todo lo que teníamos. Todavía tengo el recuerdo del salón de nuestra casa vacío de regalos y sólo con ese saco. Mis padres esperaron todavía 10 minutos para descubrirnos que los regalos estaban en la cocina.
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