martes, 11 de enero de 2011

54. Te voy a lavar la boca con jabón.

The Body Shop
Y a punto hemos estado más de una vez porque, para mi madre, cualquier cosa puede ser un taco.
Para saber qué considera ella un insulto asumible, sólo hay que verla conduciendo. Ella insulta, sí, aunque a su manera. Allí va ella, en su mini coche. Ufana, tranquila.
- Mira ese, mira ese. Van como locos. Yo no entiendo cómo les dan el carnet. Si yo fuera presidente del gobierno, ponía un límite a los coches y todo el mundo a 50. Ya vas a ver, nena, cómo no había tantos accidentes. Pero mira ese, casi nos da... ¡Ca.... (está casi a apunto, tú crees que va a decirlo, tú crees que por fin vas a oir a tu madre decir cabrón pero...) Caaaa...nelo, más que canelo.
Ahí está, su gran insulto, y pone cara de victoria.
- ¿Y ese? Ese se cree que esto es el París Dakar. Si yo fuera policía, me iba a poner fina a multas, que yo no entiendo qué hacen, porque en esta calle te pones todo el rato y conseguimos bajarle los impuestos a todos los españolesde de bien a base de multas a los locos estos. Pero míralo nena, aún me da, aún me da... Ma.... ( y tú casi estás rezando, que diga Mamón, venga mamá, tu puedes, dilo) Ma...meluco.
Te desinflas.
- Esto me pasa por ser mujer y conducir un coche pequeño. Cuando voy con tu padre, nada. Le respetan, pero a mí... Las que me lían nena. Como el otro día, que iba a aparcar, al lado de esa frutería que me gusta tanto, que lo tienen todo a buen precio y siempre me acaban regalando algo, que si unas patatas, o un racimo de uvas... Es que la frutera es tan detallista, así da gusto. No como el estirado del Mateo, toda la vida comprándole la verdura y ni un perejil nena, ni uno. Y en cuanto puede, te mete un melocotón pocho, que lo tengo que vigilar para que no me cuele una... Bueno, pues que veo que va a salir un coche y yo doy mi intermitente, porque yo señalizo lo que voy a hacer, como Dios manda. Empiezo a dar marcha atrás para dejarle salir al coche, porque yo soy educada como Dios manda, y coge otro, un jovenzuelo con un coche macarra y se mete. Ahora, que ya te digo, me bajé, le pegué en la ventanilla y le dije de todo. No le di un sopapo porque me estaban pitando los coches, que si voy tranquila, te digo que le doy un sopapo. ¡Hábrase visto! Ya le dije: "Ay si te viera tu madre". Pues eso a tu padre no le pasa, no. Y ese ¿a qué espera ahora?, ¿no ve que le estoy cediendo? Venga mi chico que te estoy cediendo...
- Mamá es que él tiene un ceda el paso...- esto le pasa siempre. Mi madre siempre hace Stop porque, mitad por educación mitad porque no se fía, ella siempre cede, por si acaso.
- Mira nena, tengo 30 años de carnet de conducir y nunca, repito nunca, he tenido un accidente. Así que no me des lecciones. Bueno, pues si él no se decide, voy a pasar yo.
Y esto también le pasa siempre, arranca justo en el momento que el otro coche, harto de esperar, arranca. Así que frenazo y me pone su brazo a modo de barrera, porque mi madre se debe creer que ella con su brazo es capaz de protegerme del embiste de un todo terreno, bueno, y de una manada de rinocerontes. Ella y su brazo poderoso... Y entonces, crees que sí. Ha llegado el momento en que tu madre por fin dice un taco. Se lo ves en la cara.
- Me ca...
- ¡Me cago en tu madre! Dilo mamá, díselo.- porque ya no te aguantas y te sale solo.
- Pero ¡qué dices nena!, ¿quién te ha enseñado a hablar así? Me cachis la mar, eso iba a decir. ¡Pero qué boca más sucia tienes! Como te vuelva a oir decir algo así, te lavo la boca con jabón. ¿Me has oído? A quién se le ocurre, nena. ¿Pero qué culpa tendrá la madre de ese desgraciado? Bastante tendrá ya la pobre mujer.

Consecuencias del consejo:
Disfruto de los tacos. Es que siento verdadera relajación cuando los pronuncio. Tanto tiempo sentada a su lado imaginando el improperio que iba a soltar y, nada, siempre cosas como: mameluco, canelo, ostriviri, mecachis la mar, gilipichis, en los días más salvajes.
Alguna escasa vez le he oído decir mierda y es una palabra de no retorno. Si mi madre me dice ¿pero qué mierda has hecho? Más me vale salir corriendo.
Una vez dije copón en mitad de una comida familiar y ahí sí que conocí su brazo poderoso, que casi me saca un pulmón del codazo. "Ya hablaremos en casa, nena, ya hablaremos tú y yo".

Excepciones para utilizarlo:
Futuros hijos míos, hay que ser educado. No es necesario ir cagándose en la madre de nadie, pero algunas veces con un "ostriviri" no se consigue nada. Se dice "hostia" y os quitáis un peso de encima porque ojalá todo lo que os encontréis en la vida sean gilipichis, pero para vuestra desgracia, lo que hay es mucho gilipollas.
Uf... que a gusto me he quedado.