lunes, 7 de marzo de 2011

65. Nena, no te vayas tarde a la cama.

Todocoleccion.net
Ay por dios que fatiguita me da este consejo. Porque me lo dice siempre. Sea la hora que sea, esté haciendo lo que esté haciendo, duerma en su casa o esté al otro lado del mundo. "Nena, no te vayas tarde a la cama". Como si toda tu vida se pudiera estropear por irte tarde a la cama.

Cuándo utilizaba el consejo:
Bueno, primero tuvimos que superar la época en la que yo me iba a la cama cuando ella quería, que nos duró hasta casi la universidad, igual, sin casi. La época en la que más collejas he recibido, cuando debajo de la colcha con una linterna intentaba leer. Que mira que hay que ser tonta para pensar que no se daría cuenta. Un bulto enorme luminoso debajo de una colcha de ganchillo, de esas llenas de agujeros... Pues eso, que pillé collejas a mansalva cada vez que intentaba saltarme el toque de queda.
Luego pasamos a la época en la que podía quedarme estudiando, en la que también recibí collejas a mansalva cada vez que ella, sigilosa, me pillaba leyendo una revista en vez de estudiar. Que hay ser muy tonta para no conocer la capacidad de sigilo de una drama mamá cuado te quiere pillar en algo. Se desplazan sin tocar el suelo, como levitando, ni el aire mueven. Que tú te preguntas cómo es posible que esa mujer sea la misma persona que es capaz de reventar a gritos un cristal cuándo le da un ataque de ira en mitad del súper cuando insistes, digamos ligeramente, en que quieres que te compre nocilla.
Y luego por fin, pasamos a la época en la que podía quedarme viendo la tele cuando ella se iba a la cama. Esta época empezó hace unos tres años, y aún y todo antes de irse a dormir me dice:
- Nena, no te vayas tarde a la cama, que si no mañana tendrás mal cuerpo, y tenemos muchas cosas que hacer, total para lo que dan a estas horas...
Entonces se va a lavarse los dientes, y tú te tumbas, tu momento del día. ¡Ja! A los diez minutos vuelve sigilosa:
- ¿Pero qué haces aquí todavía? Y quita los pies de la mesa, cómo te lo tengo que decir.- Y llega la siempre sorpresiva colleja. Que hay que ser muy tonta para que a estas alturas una colleja me pille por sorpresa, pero sí, así es la vida y yo así de tonta- Las mesas son para comer, que los pies andan por el suelo y el suelo está lleno de mierda, qué manía tienes. Cada cosa tiene su función, no sé, imagínate que a mi me diera por utilizar tus vestidos de trapos, no te gustaría ¿no? Pues que no te lo tenga que repetir y tira ya para la cama.
- Mamá, que no tengo sueño...
- El sueño en la cama se cría, anda ya.

Consecuencias del consejo:
Siempre que trasnocho estoy como pendiente de que llegue la colleja. Aunque mi madre esté a 500 kilómetros de mí, aunque esté de bares, en una discoteca, en otro meridiano, yo ando vigilándome la espalda, por si acaso. Cualquiera se fía, con tanto sigilo.

Excepciones para utilizarlo:
Futuros hijos míos, habrá una época en la que yo decida a qué hora os vais a la cama, otra en la que os quedaréis estudiando y otra en lo que haréis lo que os dé la gana. Eso sí, confío en que el poder del sigilo me sea entregado en breve... Estáis advertidos.