Aquí está. Otro consejo mítico. Mi madre es muy de agradecer y a mí se me ha pegado. Pero como siempre he sido una persona sin mucho criterio pues he llegado a dar las gracias por prestar yo algo, por fregar yo los platos, por recibir un golpe en el coche… Así me va. Que luego ando indignada conmigo misma, eso sí, tengo fama de agradecida.
Cuándo utiliza el consejo:
Siempre. Esto es siempre. No confundirse con “a menudo”, “con mucha frecuencia”, o “la mayoría de las veces”. No. Es siempre.
- Vas a comprar el pan. Le pagas. Te lo venden. “Nena, da las gracias”. Vale, esto es educación.
- Vas a comprar el pan durante toda tu vida a la misma panadería, en la que además haces un gasto grande en galletas, periódico, leche y huevos. Y la mujer, después de 20 años, una Navidad, te regala unas palmeras que se van a caducar al día siguiente. Pues según se entera mi madre no le basta con tú le hayas dado las gracias, no, te hace bajar con un bizcocho casero, o una botella de vino, o unas vainas de la huerta de tu tío. “Ve y le das las gracias”. Esto es exagerado.
- Vas al garaje, el tío te arregla el coche, te cobra 400 euros. A los dos meses tienes que pasar la ITV. Vas, el tío te revisa el coche y le pagas 150 euros. A los tres meses pinchas, el tipo de cambia una rueda y pagas 100 euros. Como eres una kamikaze pues vuelves a pinchar en el mismo mes. Vas y pagas otros 100 euros. A los 4 meses se te jode la sonda lambda (que ojalá no se os rompa nunca jamás, andad a rezarle a quien sea) y el tipo te dice que son 600 euros. O sea, ese tipo que se va a pagar unas vacaciones en el Caribe a tu costa, ¡qué digo unas vacaciones!, que en mi casa hay 4 coches, y para kamikaze mi madre. Pues a ese tío, que nada más verte se le alegra el día y el mes, a ese, mi madre le regala vino para agradecerle su trabajo.
- Pero mamá, que es su trabajo, y me cobra. Vamos mamá, que ni siquiera me limpia el coche. Que lo máximo que nos da es un calendario de cachorritos por Navidades.
- Eso no importa. Será su trabajo pero lo hace bien. Eso es de agradecer.
- ¡Solo faltaba! Mamá si yo no hago bien mi trabajo me despiden.
- Nena, que cojas las dos botellas y le das las gracias, que de bien nacido es ser agradecido.
Esto es la locura del gracias. Es el gracias por el gracias. Ahí lo llevas. En mi casa se agradece su trabajo al portero, al carnicero, a la frutera, al del garaje, a la chica que limpia en casa, a la de la panadería, al zapatero, y a las de la Farmacia. Por no hablar del continuo intercambio de gracias con mis vecinos: tú me traes unos puerros, yo te consigo un queso, tú me regalas vainas, yo te regalo melocotones. Que a mí alguien me regala vainas y, como mucho, lo mando a tomar saco.
Consecuencias del consejo:
Gran fama de agradecida. Lo que ha aumentado mi armario con prendas imposibles. “¿Qué no te gusta para nada ese vestido?” Tú dáselo a la nena que es muy agradecida. Y yo, por no tirar…
Por agradecer cualquier cosa, pues pierdo los papeles. Por ejemplo imaginad que salgo de mi oficina un viernes. Estoy yendo al baño aunque llevo el bolso y todo para irme a casa, y entonces me cruzo con una compañera en la puerta de la ofi que también va a la baño, y se despide de mí amablemente y me dice que me lo pase bien, y que le gusta mi vestido y me dice adiós. Y yo, para que no sienta mal al ver que también voy al baño y se tenga que volver a despedir, pues le digo “gracias” y me voy a mi casa. Eso sí, yo soy agradecida pero meo igual que cualquiera, así que me tiro 40 minutos en la M30 acordándome de mi madre ¿Veis? Esos son el tipo de gracias que te complican la vida.
Así que imaginaros cómo me siento ahora, si por una tontería como un saludo me veo comprometida a mearme encima, imaginad cómo me siento con más de 400 personas dándome ánimos en el blog, en Facebook, por Twitter, por mail… Gente que no me conoce de nada y que me regala vino para que brinde por mi padre o galletas caseras para calmarme, personas que me quieren hacer una bufanda para que no pase frío, o me envían canciones y vídeos para entretenerme. Gente que me cuenta sus dolores, para que entienda mejor los míos… Yo es que no sé hacer… Y no tengo presupuesto suficiente para vino para todos, así que solo puedo decir: GRACIAS.
Si mi madre hubiera leído un tercio de estos comentarios, de verdad que a mí no me quedaba vida para agradeceros a todos. Así que aunque me he visto tentada de enseñárselos, me he aguantado las ganas. Soy kamikaze, tengo poco criterio, pero me aguanto bien las ganas, las de mear y las otras.
Excepciones para utilizarlo:
Futuros hijos míos, es verdad, de bien nacido es ser agradecido. Ojalá podáis sentir un día un exceso de gratitud parecido al que siento yo. Ahora, al tipo del garaje se le paga y se le da las gracias, punto. El vino para los buenos amigos, y las vainas para los enemigos.