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Carlitos y mi mini Dian Seis |
El caso es que llegué yo y mi coche, y dentro de mi coche había: una lata de pimentón, dos chistorras (campeonas 8 veces), un queso de Idiazábal (solo una vez campeón, pobre), turrón, chocolate y membrillo de Confitería Donezar, un bote de avellanas de la huerta de mi tío, jamón serrano, foie súper campeón, pimientos del piquillo de la huerta de un amigo, espárragos, dos tuppers con pollo encebollado, gulas, croquetas caseras, una lechuga, vainas, una barca de caquis, tomates cherry de la huerta de mi vecino, caldo de pollo Anetto, ajos, un par de trozos de rosco de reyes, Actimel, y una flor de pascua. También llegaron mis regalos de reyes: una bandeja para apoyar el portátil, un abrigo, unas katiuskas, una pulsera, un bolso, un cenicero, un juego de cuencos, una mantelería, un juego de tazas para el café, un boli, una caja fuerte, unas zapatillas masajeadoras, una manta, una colonia, y un Dian Seis en miniatura. Y por último llegó mi maleta y, luego, ya iba yo con ciática.
Como aclaración: yo no vivo en el fin del mundo. En Madrid, hay supermercados donde venden comida. Y dentro de 15 días vuelvo a ver a mi madre. Pero esto ella no lo entiende.
Cuándo utilizó la frase:
Ayer, intentando meter los bolsos en mi coche en plan tetris. Yo no entendía qué era todo aquello y le iba preguntando:
- Y esta bolsa ¿qué es?
- Es chistorra…- esta es mi madre.
- Son dos chistorras mamá.
- Pues sí nena, pero no son dos chistorras cualquiera, son chistorras campeonas. ¡Ocho veces han ganado el premio a la mejor chistorra! De esas no hay en Madrid. Las he comprado en la carnicería del pueblo. Y allí están todos los trofeos colgados de la pared.
- ¿Y esto?
- Uy, eso es una lechuga riquísima. Rizadita, y no esa iceberg que dan en Madrid que no tendrá ni vitaminas ni nada, con lo tiesa que es. Y no tuerzas el morro.
- Mamá esto son vainas- le digo abriendo una bolsa camuflada debajo de la lechuga y un queso.
- Pues sí, nena, y ni se te ocurra tirarlas, que están tiernas, tiernas y se deshacen en la boca. Ni masticarlas hace falta. Y el queso también es campeón.
- ¿Y este membrillo?
- Uy, nena, este membrillo es el mejor del mundo. Que lo hacen en Confitería Donezar a mano, como Dios manda, ni conservantes ni nada, que te va estupendo con el queso Idiazabal. Y también te he metido algo de chocolate casero, para que no te den desmayos que tienen uno con avellanas de verdad, de esas que saben a avellana y no a arena. Porque yo no entiendo que les hacen a los avellanos ahora para que sean igual que chupar una piedra. Bueno y también llevas un poquito de turrón de mantequilla, que eso te va muy bien para que no me pierdas kilos. Y dos trozos de roscón de reyes, que me lo hacen por encargo y llevan nata de verdad, también, con su sabor a nata. Que ahora compras un bollo y total para que lleven aire blanco dentro.
- ¡Mamá! ¡Una barca de caquis! Pero si con eso puede comer una familia numerosa un mes.
- Anda, anda, si están jugosos que eso ni llena ni nada. Son de la huerta de Joaquín el vecino, que no tienen ni fertilizantes ni nada y aguantan un montón. Además la fruta va bien para todo.
- ¿Y este Actimel también es campeón?
- Menos chistes, nena, te tomas uno por la mañana que eso te da fuerzas y te quita de los catarros.
- Mamá, en Madrid venden Actimel, y caldo de pollo, y queso, chistorras, caquis… Probablemente vendan más cosas que aquí.
- De eso nada. Que tú te crees cualquier cosa. Me vas a comparar ese chocolate casero de Donezar con cualquiera que te vendan en el supermercado. Que a mí que mas me da que sea suizo si sabe a cartón. O ese queso de Idiazabal, que alimenta con olerlo. Vete tú a saber qué te dan por ahí. Y te he puesto pollo encebollado, que te lo calientas y ya tienes comida para tres días. Ala, y deja de dar la lata, que se te va a hacer de noche. Conduce despacio y por tu derecha. Y me llamas cuando llegues. ¿Me estás oyendo?
Yo ya no oigo nada porque me he metido en el coche y dentro huele a mercado, a campo, a bollos recién hechos, y huele a mi madre y a todas sus ganas de cuidarme como si me tuviera al lado. Y entonces tengo que respirar hondo para que no se me salten las lágrimas mientras ella me dice adiós llorando a moco tendido. Con hipo, como se debe llorar.
En 15 días montamos la misma película. Hasta que yo no giro en la curva del parking, la veo en el espejo retrovisor moviendo la mano, despidiéndose, mientras hipa, y justo en ese momento, hace el gesto de que le llame por teléfono "Todas las veces que pares, nena, que ya sabes que yo no descando hasta que me llamas. Y a ver si la próxima vez, vienes en tren. Con lo cómodo que es y la manía que te ha dado con venir en coche. Yo te lo pago". Que digo yo que necesitaría un tren de mercancías porque dudo que me dejen subir toda la carga maternal que arrastro. Y justo al girar la curva del parking, me inflo a llorar. Esto del drama se pega un poco, las cosas como son.
Consecuencias:
Ligera percepción de que Madrid es una ciudad despoblada, sin sistemas eficaces de abastecimiento.
Segunda consecuencia: la comida que no es campeona no tiene encanto para mí. La como sin ilusión.
Tercera: incredulidad por parte del carnicero del Ahorramás cuando le pregunté: ¿Pero este queso es campeón?
Cuarta: Una vez me paró la Guardia Civil y, por no registrar mi coche, me dejaron seguir.
Quinta consecuencia: cierta sensación de ser una exiliada que se va de su país para años pero cada 15 días. Esto a su vez provoca como una nostalgia perpetua bastante complicada de explicar.
Sexta consecuencia: tengo dos frigos. Y, en este momento, algo de empacho de chocolate.
Excepciones para utilizarlo con mis posibles futuros hijos:
Hijos, ojalá vuestra abuela nos siga haciendo ese pollo encebollado porque como tenga que aprender yo a flambearlo, probablemente lo que necesitemos sea una nueva cocina.
PD Anda que no mola mi Dian Seis en miniatura nuevo ¿Y mi gato? Bueno, según mi madre mi gato no mola nada. Es más, al decirle que yo tenía uno, dijo del tirón: “no hay animal que más asco me dé en el mundo que los gatos”. Para mí, que los gatos empezaron a darle asco justo en ese momento.