martes, 23 de octubre de 2012

Un blog no te hace rico, palabrita.

Últimamente muchas personas me están escribiendo para que les aconseje sobre cómo hacer un blog o publicar un libro. Primero me siento muy importante, como si me hubiera hecho mayor de golpe. Deben ser los primeros consejos que doy en la vida, y no sé si habrán servido para mucho, pero he pensado que podría contar algunas cosillas que he aprendido, no solo con mi blog, si no con mi experiencia trabajando en internet, con la promoción y demás.

Las cosas están muy mal para mucha gente y aunque internet es la leche para tener una oportunidad, no es una panacea. Mucha gente se piensa que yo me he retirado por el blog, pero no, sigo teniendo un trabajo normal (y doy gracias). Ya sé que está todo escrito, que los blogs están muertos, que ya se ha dicho todo lo que se tenía que decir sobre la bloggosfera, pero yo no había opinado y yo soy muy de opinar.

Así que de vez en cuando os contaré alguna de estas cosillas, igual no os interesan nada o no os sirven.  Bueno pues dejaré de hacerlo en cuanto oiga los abucheos. A mí, a abucheos, se me convence rapidito.

Para aquellos que tenéis un blog, sabéis lo que cuesta mantenerlo y os gustaría monetizarlo (que es una palabra seria que significa sacarle pasta) allá va:

Lo primero: un blog no es un negocio. Esto es en serio. No creáis que me estoy tirando el pisto y que vivo en un chalet en la playa bebiendo champagne sin parar por esos dos anuncios que salen en el blog.  No, esos anuncios dan para pagarse el dominio y cuatro cañas (baratas) al año. Por eso Google es rico y yo no. Es injusto pero para eso se le ocurrió a Google cobrar por clicks a los anunciantes y no a mí. A mí solo se me ocurrió contar mis batallitas infantiles, y esto, pues tampoco es mucha ocurrencia, la verdad. Un blog no es un negocio, no solo el mío. En España, debe haber como 10 personas que vivan exclusivamente de su blog, e igual me estoy pasando, que siempre he sido exageradita…
Lo segundo: existen otras maneras de conseguir ingresos a parte de Google:
1- Con post patrocinados.
2- Que alguna marca te pague por un hueco de publicidad fija en tu blog.
3- O meterlo en alguna red grande que se encarga de gestionar la publicidad por ti.
Para todos ellos, tienes que tener mucho tráfico (hablo de mucho de verdad, la mayoría de la gente cuando habla de ‘tengo miles de visitas en mi blog’, está hablando de páginas vistas, no de usuarios. Los contadores casi siempre son así) y el dinero que te pagan no es para tanto.
En realidad, las marcas te ofrecen regalarte algo para que hables de ellos pero no te pagan. Por ejemplo a mí me han ofrecido constantemente sacaleches. Luego tenía que comentar en el blog cómo me había funcionado el sistema. Dudé, solo por curiosidad de qué narices es un sacaleches, pero al ver las fotos en Google (ves, otra vez, por eso Google tiene un chalet y bebe champagne en vez de agua) se me quitaron las ganas. Me han ofrecido viajar gratis, o juegos para los niños que no tengo y algo de dinero (poco).
A mí no me parece mal aceptar. Ahora hay mucha gente que critica esto de los bloggers, pero intentar hacer de un hobby una profesión me parece un sueño para todo el mundo. Aunque yo nunca lo he hecho porque no pretendía sacarle dinero al blog y además, para qué narices necesito yo un sacaleches. Pero si lo haces, sé sincero con la gente que te lee. Yo me fío de la gente que leo, y me importa su opinión. No pasa nada por decir: me han regalado este sacaleches para que hiciera publicidad, y es que, mira, justo lo que necesitaba en mi vida es un sacaleches, y oye, si me ahorro unos eurillos pues eso que me llevo. Di que sí, que están los eurillos cómo para tirarlos. Pero no estaría de más decir: "Lo he probado y lo que de verdad pienso es…", lo que sea que se debe pensar sobre ese invento del demonio. ¿Lo habéis visto? ¡Me da miedo solo de pensarlo!

Sigamos, si te metes en grupos grandes lo puedes hacer de varias maneras:
1- Que te paguen un fijo al mes y tu tráfico les cuenta a ellos. (Esto está bien pero es complicadísimo y la suerte  y los contactos son muy importantes y el tráfico que te pedirán, inmenso)
2- Que te paguen también por click de publicidad. Normalmente te comprometes un tiempo (que suelen ser dos años) a seguir actualizando y ellos sirven publicidad en tus huecos. No sé si es rentable porque nunca me quise comprometer a nada. No es mi estilo, o eso dice mi madre…
3- Que no te paguen nada de nada: qué tú dirás, pues vaya mierda. Pues sí, una poca pero si estás en un sitio muy grande, puedes conseguir visibilidad, que mucha gente te siga, y cuando te hagas necesario, pues lo de siempre: o te pagan o te vas a otro lado. Puede estar bien para empezar.
Tercero: si un blog no es un negocio. ¿Para qué escribes? Pues porque me lo paso en grande, en serio y de rebote me ha pasado una cosa: he publicado un libro.

Así que para lo que de verdad te puede servir un blog, a parte de tener todos los sacaleches que puedas necesitar, es como escaparate. Si escribes, si eres periodista, o si haces unos jerséis de punto que ya quisiera tu abuela, un blog puede ser tu escaparate. Puedes crear un producto que vender derivado de él o conseguir que otro te contrate para que hagas eso mismo que haces tan bien en tu blog: contar chistes, cocinar, escribir, opinar, diseñar, pintar…

¿Por qué digo esto? De verdad que me escribe mucha gente que lo está pasando mal, que no tiene trabajo y empieza un blog y le pone muchas esperanzas. Pero, un blog no es nada, mi blog no es nada. Primero necesitas que a la gente le guste lo que haces, también necesitas que haya mucha gente al otro lado. (Esta parte, no sé cómo se hace. Lo mío ha sido suerte. Otro día os cuento cuántas suertes me han acompañado en este proyecto, que ni siquiera era un proyecto al principio, claro…) Pero sobre todo lo que necesitas, es que alguien te pague por algo que produces, porque Google, mucho no te va a pagar. Así es él.

Por último (que ya no sé si es cuarto o quinto, que me he perdido) si tienes un blog, pásatelo bien. Si no te forras, que te quiten lo bailado. Una de las cosas mejores que me ha pasado en mi vida ha sido este blog, y ahora, me voy a poner cursi que no se me suele dar bien.

Las mejores cosas de haber tenido esta blog ha sido:
- La mejor, súper mejor de todas con diferencia es que me ha reconciliado con esa parte de mi madre que me puede repetir mil veces que me retire el pelo de la cara. Además, ya no discutimos tanto porque mientras me echa la charla, yo estoy haciendo anotaciones mentales: “Esto para el blog. ¡Ay! Que graciosa va a quedar. Sigue, sigue que este post me está quedando cortito”. Y ella me lo nota en la cara porque se me escapa una sonrisa y se corta, no mucho, no creáis, pero algo de miedo tiene a que sus charlas tengan cobertura nacional y ya vayan por la sexta edición.
- Lo segundo mejor fueron los más de 400 comentarios, mensajes y mails que recibí de todos vosotros en el peor momento que he pasado en mi vida. El peor de verdad. No uno de esos que dices: “Vaya, estoy algo tristona”.  No. Uno de esos momentos en los que ya no tienes siquiera sitio para la tristeza porque la angustia te lo ha ocupado entero. Justo uno de esos. Y, a veces, cuando me viene esa angustia, me los vuelvo a leer todos. Me suelo inflar a llorar, para qué mentir, pero se me pasa un poco. Es como si tuviera mi propio consuelo ahí, para mí solita.
- La cantidad de gente que he conocido de todo el mundo y a todas sus madres. Y esa especie de comunión al saber que existen más taradas que mean tirando dos veces de la cadena y que por nada del mundo se sentarían en un baño público.
- He publicado un libro en el que pone mi nombre en la tapa. Y está ahí para siempre… O casi siempre. Y era uno de mis sueños.
- Me he obligado a tener sentido del humor y perspectiva en situaciones en las que nunca hubiera creído posible.
- He perdido mucho pudor, vergüenza, miedo… Cuando has contado a tanta gente cómo vas al baño o que te disfrazaron de vieja chocha, pues como que el pudor se te pasa un poco.
- También he aprendido a soportar las críticas. Las más difíciles no han sido hacia mí porque mi mayor crítica la tengo en casa, las peores han sido cuando se han metido con mi madre. Y hasta esas, después de que se me pasaran las ganas de sacarles los ojos a varios, he aprendido a soportarlas.
- He vuelto a nadar. Sí, y es gracias al blog. Os lo explico mejor que igual, así de entrada, no se entiende. Darme cuenta que he sido capaz de tener la voluntad para escribir todo esto y editarlo, me ha hecho creerme que puedo ser constante con casi cualquier cosa. Aunque sigo nadando como si convulsionara, eso no lo me lo quita nadie, es culpita de esta bendita psicomotricidad que traigo de fábrica.
- No me llega para una casa en la playa, pero bueno, igual puedo comprarme a Don Giovanni y pegarme algún viaje a la playa. Y eso, en este momento, es gran una suerte.
- Y por último, me he reído hasta hartar con las historias de otros, con la promoción, con mi hermana, pero hasta hartar de verdad, con hipo y lágrimas… ¿Os acordáis cuando Pedro Piqueras dijo Drama Mamá en el telediario? ¡Ay! Es que solo de pensarlo me meo.

Así que por la parte que os toca, muchas gracias. Tengo bien claro que el 50 por ciento de todo esto, os lo debo. El otro 50, perdonadme, pero le pertenece a mi madre.