La vida es injusta. Por mucho que vengamos con frases optimistas, hoy puede ser un buen día o un día de mierda. Y a ti te puede haber tocado una vida fantástica, pero a otros puede que les haya tocado una de mierda.
Es así. La suerte existe, digan lo que digan. Hoy me he enterado de que mi amiga Monika está peleando muy duro contra una neumonía, una de esas que se complican, después de más de dos años de lucha contra la leucemia. La vida no es justa.
Hay cosas que no podemos controlar, por mucho que quieras, te concentres, busques energía positiva y creas en Coelho sobre todas las cosas, no hay libro de autoayuda que te saque de una de esas. A veces, el optimismo sin control puede ser un insulto.
Te toca jugar unas cartas, y con esas juegas. Puede que hayas tenido suerte, buena salud, padres cariñosos, inteligencia y dinero.
También puede que no. Mala suerte.
Pero hay algunas cosas que no deberíamos dejarlas en manos de la suerte, no hace falta. Puede que estés enfermo, pero no podemos dejarte solo en eso. Deberíamos poder colaborar a que mejores en lo posible, a que te encuentres bien, a que no tengas que preocuparte nada más que de sanar. Por eso creo en la Sanidad Pública.
Otra es el hambre. El hambre es obsceno en un mundo como el nuestro. Nuestra sociedad es capaz de alimentar a aquellos que no han tenido nuestra suerte.
Y otra de ellas es la educación. Quizás no se valora tanto, quizás no parezca tan urgente, tan vital, pero lo es.
La educación puede darle la vuelta a tu suerte. Puede enseñarte a ser mejor persona, sean tus padres cariñosos o no, te puede enseñar a esforzarte, lo hayas visto en tu casa o no, te puede hacer conseguir un buen trabajo, lo hayan tenido tus padres o no, puede conseguir que nadie te engañe con cantos de sirena, puede enseñarte a pelar por lo que mereces o merecen los demás, puede ayudarte entender el mundo, y a darte los recursos que la suerte no te ha dado.
Y eso, debería ser igual para todos. No te hablo de hacer un MBA, te hablo de que todos los niños, nazcan en la familia que nazcan, puedan construir su propio principio si sus padres, sus tutores o quién sea, no lo han podido construir para ellos. Y eso se llama educación pública de calidad. Sin importar quién gobierne, qué religión sea la mayoritaria, ni el dinero que tienen tus padres.
La educación no debería ser una herencia, si no un derecho.
Hoy os pido dos cosillas:
Echarle un ojo al movimiento #mareafucsia en #viernesreivindicativo, que este viernes quieren exigir una enseñanza de calidad para todos: http://tangledpolitics.wordpress.com/viernesreivindicativo
Y la otra es: si vivís cerca del Hospital San Pau, Mónika (@leucemina.lapp) necesita muchas plaquetas para poder seguir peleando. ANTIC HOSPITAL DE SANT PAU, Edifici de Convent, nº 11
Decid que vais para MONICA CARABAÑO.