Los de Planeta me tienen aterrorizada con el “impulso de compra”. Se ve que cuando vosotros estáis en casa y leéis: “Ha salido un libro nuevo”. Tenéis un resorte que os obliga a ir a la librería al día siguiente, o en ese mismo momento, preguntar por ese libro y si no está, ya se os olvida, nunca más lo compráis, y mandáis al ostracismo de las devoluciones y los saldos a los pobres escritores impacientes con la lengua larga. Sois así, volátiles, caprichosos, no lo neguéis.
Hace un poco más de un año, yo no me pude aguantar, y pasé de Planeta, del impulso de compra y de todo. Tenía tanta ilusión dentro de publicar un libro que, que se vendiera, era algo completamente secundario. Confesé dos meses antes de que saliera el libro. No sé si muchos de vosotros no lo comprasteis porque os fastidié el impulso de compra, pero tampoco me importó.
Publicar mi primer libro fue la leche. Todo lo que pasó y todo lo que ha pasado y sigue pasando. He tenido mucha suerte, mucha más de la que tienen la mayoría de personas que publican. Y no sé por qué. Oye, que me encantaría saberlo y poder repetirlo cada nada, pero no lo sé.
- El libro ha llegado a la sexta edición.
- Ahora sale en edición bolsillo.
- Publicaron una agenda derivada del libro.
- Compró los derechos el Círculo de Lectores.
- Y ahora se acaba de publicar en Portugal (Aquí la versión portuguesa).
Sin contar, todas las cosas que me han pasado personalmente. Ha sido muy divertido.
Y sí, gracias a todo eso, a todos vosotros, tengo casi la entrada para la casa en la playa y a Don Giovanni. Esto en España con un libro es muy difícil. Soy una afortunada.
Pero aún más lo soy porque Planeta va a publicar mi segundo libro. Esto sí que es difícil. Primero, porque alguna gente consigue publicar el primero, pero luego las ventas no responden. Y también, porque escribir uno es difícil, pero escribir dos, y el segundo en un año, es aún más complicado.
Y a pesar de que sé me voy a llevar una regañina de Planeta por eso de vuestro caprichoso impulso comprador, lo tengo que decir: el 30 de abril, en todas las librerías, sale mi segundo libro. Bueno, lo de en todas todas las librerías, lo mismo es exagerar… Vamos a dejarlo en casi todas, o en muchas.
¿Y qué ha dicho la drama mamá de mi nuevo libro? Pues por supuesto no lo ha leído, porque si no, hubiéramos necesitado años para conseguir su aprobación, pero se lo he explicado, más o menos, y a su manera, ha colaborado. Aunque convencida, lo que se dice convencida no está:
- Nena, segundas partes nunca fueron buenas.
- Mamá, no es una segunda parte, es algo distinto.
- ¿Dime una segunda parte que haya ido bien?
- “Terminator 2”.
- Eso no ha podido ir muy bien porque yo no lo conozco. Te digo bien en plan: “Mujercitas” ¿Tú te acuerdas de “Mujercitas 2”? Pues eso.
- Bueno mamá, me hacía gracia la idea, a Planeta le hacía gracia, y tampoco es tan importante. Que me quiten lo bailado.
- Sí, sí, claro, tú siempre bailando, con lo bien que se te da… Con esa psicomotricidad tan divina que tienes, que a veces me parece casi prodigioso que seas capaz de mover todas las extremidades a ritmos tan distintos. Eso tiene que servir para algo, aunque para bailar no, está claro.
- Tú tranquila, mamá, de verdad, que no me juego las lentejas con esto. Solo tiene que ser divertido.
- Pero, nena, ¿un libro de recetas? Si tú confundes la lavadora con el lavavajillas. ¿Qué vas a enseñarle tú a nadie en una cocina?
- Que no, que no es eso, se titula El libro de recetas que no conseguí escribir, no es de cocina.
- No nena, se titula En la cocina con la drama mamá, que ya me la has vuelto a liar. Eso que tú dices es el subtítulo.
- Es que me dijeron que lo de “drama mamá” es una marca y hay que ponerlo en el título, porque así la gente sabrá de qué va al primer vistazo.
- ¿Cómo que una marca? ¿Desde cuándo soy una marca? Lacoste es una marca o Fairy. ¡Pero yo soy tu madre!
- No, tú no, la marca es la drama mamá, el personaje…
- Ya, nena, ya, pero que la gente se cree que soy yo tal cual, incluso me han parado por la calle para decirme que no parezco tan así…
- ¿Tan así cómo?
- Pues eso digo yo. No sé, “tan así” dicen.
- Tú no eres tan así, eso seguro.
- Bueno, pero la gente se lía. Les lías tú, que eres una liante. ¡Y ahora recetas! ¡Nena! Que la cocina es algo serio.
- Tranquila que el libro tiene instrucciones.
- Pero nena, ¿tú les has dicho a los de Planeta que no tienes ni idea de cocinar? ¿Que no me haces ni caso, y que haces el peor arroz blanco del mundo?
- Chica, no te agobies, el libro va de otra cosa, las recetas son una excusa…
- ¿Y de qué hablas?
- Pues de la vida, de las madres, de las hijas, de las discusiones…
- O sea, hablas de ti y de mí discutiendo. Como si lo viera.
- No, tranquila, son la nena y la drama mamá discutiendo, como cuando intentamos hacer pochas.
- Vamos, que somos tú y yo. Ya me la has vuelto a liar. ¿Y seguro que has puesto bien la receta?
- Hombre, seguro, seguro… Lo que me acuerdo de lo que me enseñaste… Yo creo que sí y lo han leído tres personas.
- ¡Nena! Que Planeta se va a la ruina. Te lo digo, ya no me tomo en serio lo que pone en los libros desde que tú escribes libros.
- No te preocupes, de verdad, que es un libro de humor. Ya vas a ver cuándo lo leas, que no es para tanto.
- Pero tú has puesto muy claro que no sabes cocinar ¿no? ¿En letras muy grandes? Lo podrían poner en la faja esa…
- Mamá, en serio, que no es un libro de cocina. Hablo de cuando las tías vinieron a Madrid, y de ir a súper, de algunas tradiciones familiares… Las recetas están ahí, y oye, he hecho la mayoría.
- Yo creo que Planeta se va a la ruina. Así te lo digo. Y a mí déjame tranquilica ya. A ver si empiezas a escribir de historias más normales, que luego la gente se piensa que yo soy un poco así.
- No les hagas caso mamá, tú no eres así para nada.
Pues eso, que ya me he vuelto a cargar el impulso de compra. Pero la primera vez no fue nada mal, nada, nada mal. Igual mi madre tiene razón y los de Planeta no tienen ni idea.
En realidad, si todos vosotros, miles de vosotros (muchos más miles de los que jamás hubiera imaginado) no hubierais mantenido vuestro impulso de compra, tengo clarísimo que yo no estaría hoy aquí, muerta de nervios otra vez y haciendo una de las cosas que más me gusta en el mundo: escribir.
Así que: gracias. Aunque no compréis este, aunque segundas partes nunca fueran buenas, aunque yo no sepa cocinar, gracias. ¡Me lo he pasado en grande! Mi arroz blanco ya no es el peor del mundo y dentro de dos semanas, en la Biblioteca Nacional, habrá un ejemplar con las recetas de mi madre, los canutillos de mi abuela, el bizcocho de mis tías y cientos de recuerdos, discusiones y charlas de la nena y la drama mamá. Aunque nosotras no seamos tan así, para nada... Nosotras somos súper normales, tan normales como vuestras madres y todos vosotros…
PD. Amazon, que sabe que existe escritores como yo, lo tiene en preventa. Va por Ana, mi editora, para que luego no me regañe mucho.