No lo iba hacer pero leí a Peineta y me he sentido también cómplice por el silencio.
No lo iba a hacer porque me muero un poco de miedo. Me da miedo meterme a opinar sobre algo tan privado, algo con tantas connotaciones, con tantos dilemas y dudas.
No lo iba a hacer porque es complicado, porque es íntimo, porque es personal. Pero parece que al gobierno no le parece tan personal ni tan íntimo.
No lo iba a hacer porque allá cada una. Pero parece que las mujeres no tenemos capacidad de elegir, de decidir, de saber.
No lo iba a hacer porque igual al final dicen que van a cambiar el anteproyecto pero entonces ¿por qué lo proponen?
No lo iba a hacer pero igual cuando metan ese último cambio ya es tarde, y han vuelto a saltarse toda la opinión pública, una vez más.
No lo iba a hacer porque no quiero que la gente sepa qué pienso del aborto, porque me cuesta saber qué pienso realmente de algo que creo es siempre doloroso.
Sobre todo, no lo iba a hacer porque no sirve de nada pero oí la sandez de que aumentaría la tasa de natalidad y con ella habría una mejora económica y, entonces sí, me han dieron ganas de quemar la radio, el congreso, y lo que haga falta.
No lo iba a hacer porque cada vez que escribo de temas así tengo que aguantar muchos comentarios, en el blog, pero sobre todo en la vida real. Incluso los de mi carnicero que me dijo: "No tienes ni idea, la sanidad pública apesta". Después de mi post Creo en la sanidad pública y universal. Y yo no tengo ganas de hablar con mi carnicero de políticas sociales, ni con el camarero, ni la frutera, ni con mi compañera de trabajo.
No lo iba a hacer porque mi madre seguro que me dice algo por hablar demasiado, que está más que claro que es uno de mis defectos.
No lo iba hacer pero he imaginado a las mujeres dentro de unos meses, culpables ya. Las que tengan dinero abortando, aquí o en el extranjero, como ha pasado siempre, con las mujeres de izquierdas y también con las de derechas, incluso las de centro. Todas. Las que no tengan dinero, ya veremos, si haciendo barbaridades, o como ilegales en manos de cualquier bárbaro. E imagino también a los psicólogos diciendo si están locas o no, si se volverían locas o no al ser madres. Y ellas esperando, la decisión sobre su vida, su cuerpo, y sus hijos.
Y entonces me ha dado tanta pena... He pensado en esas mujeres que hoy votan en el congreso perdiendo una libertad que habíamos adquirido, una libertad que otras mujeres lucharon por mí. Y no sé, a pesar de que quejarse no sirve de nada, igual alguna me lee. Igual alguna cree que todavía nos quedan muchas guerras que luchar a las mujeres, las de izquierdas y las de derechas, y que sería una pena añadir una más a la lista. Porque, digan lo que digan, esta guerra la volveremos a ganar.